Parque Jurásico se ha convertido en toda una saga de películas, cuya séptima entrega, Jurassic World: Rebirth, llegará este mismo año a las pantallas de cine. Y no sé si la veré, porque todos mis intentos de disfrutar de esta saga World han sido infructuosos. Entiendo que gusten: se han centrado en la aventura y la acción, e incluso han rescatado a los protagonistas del filme original. Sin embargo, el tono de la primera película creo que aún no se ha logrado replicar. El propio Steven Spielberg quiso hacerla como una especie de secuela espiritual de uno de sus grandes éxitos y que le dio a conocer: Tiburón. Y la razón es bien sencilla: con menos dinosaurios disponibles, se lograba más tensión y, en ocasiones, incluso terror.

Sí, todos recordamos momentos tensos como esos dos coche varados junto al Tyrannosaurus o la escena de los velocirraptores en la cocina. Pero seguro que pocos de vosotros pensáis en la muerte de Dennis Nedry como uno de esos momentos terroríficos. Porque no lo es. Nedry, ese saboteador y causante del caos del parque de Isla Nublar, es un villano algo cómico y ridículo y, por tanto, tiene una muerte algo cómica y ridícula.

Seguro que la recuerdas perfectamente: tras un accidente con el jeep en la tormenta, termina en la zona de los Dilophosaurus. Intenta remolcar el jeep y se encuentra con una de estas criaturas, no muy grandes y con un aspecto tampoco demasiado temible, a la que trata como un perrito lanzándole un palo, para terminar siendo víctima de sus escupitajos cegadores. La escena termina con la cámara alejándose de un coche envuelto en sacudidas y los gritos de Nedry y el público contempla la escena casi con una sonrisa en los labios.

La película se olvidó de un pequeño detalle del libro: el gore

Ahora imagina el trauma que me cogí con diez años cuando leí el libro, porque en la novela de Michael Crichton la muerte de Nedry no tiene nada de divertida: es terror en estado puro. En apenas seis páginas el autor se ventila la escena y te deja con un mal cuerpo que todavía me revuelve cuando lo pienso. Examinemos primero los últimos momentos de Nedry para entenderlo. El encuentro sucede de manera similar a Parque Jurásico con un escupitajo del Dilophosaurus al cuello y luego a los ojos.

Detallazo que en ningún momento del capítulo se menciona la especie del dinosaurio. De hecho, su nombre solo aparece en la lista del recuento de animales de los capítulos titulados Control. Este escupitajo ya se nota más peligroso, pues incluso en el cuello Nedry nota cómo quema, mientras que cuando le da en los ojos su desesperación es máxima porque sabe que se ha quedado ciego.

Pero entonces llega la pequeña diferencia, aquí tenéis el texto original: «Entonces hubo un nuevo dolor, quemante, como si tuviera un cuchillo de fuego en el vientre, y Nedry se tambaleó, buscando, sin ver, la parte inferior de su cuerpo, para tocar el extremo desgarrado de la camisa y, después, una masa espesa, resbaladiza, que resultaba sorprendentemente tibia y, con horror, súbitamente se dio cuenta de que estaba sosteniendo sus propios intestinos en las manos: el dinosaurio le había abierto en canal. Los intestinos habían salido de su cuerpo».

Esperad, que no hemos terminado, a Nedry le queda sufrir unas líneas más: «Nedry cayó al suelo y aterrizó sobre algo escamoso y frío, era la pata del animal y, después, sintió un nuevo dolor a ambos lados de la cabeza. El dolor se hizo más intenso y, mientras era levantado y puesto en pie, supo que el dinosaurio le había tomado la cabeza entre las mandíbulas, y al horror de esa comprensión le sucedió un deseo final de que todo terminara pronto».

Me gusta bastante el terror, aunque no sea el mayor fan. Pero me interesan mucho los mecanismos del género. Entender qué es exactamente lo que te produce miedo. Tras la lectura del final de Nedry, uno puede argumentar que es esa aproximación al gore la que genera miedo. Para mí, sin embargo, creo que el acierto de Crichton está en la línea final, en meternos en la cabeza de Nedry en ese último momento: «Y al horror de esa comprensión le sucedió un deseo final de que todo terminara pronto». El hecho de que Nedry siga vivo mientras le comen, mientras tiene su cabeza entre las mandíbulas de un dinosaurio que no es tan brutal como el Rex, que no tiene la fuerza para matarte tan rápido, incluso aunque en el libro lo imaginas algo más grande que en la película. Que todo lo que te queda en esa situación es esperar a perder la conciencia… Eso es lo aterrador.

Entiendo que Spielberg no quisiera adaptar así de explícita la escena de Nedry, pero eso da mucho más valor a las escenas de la novela de Crichton. Y no es la única: la primera mitad del libro está lleno de detalles técnicos y científicos propios del estilo tecnothriller del autor que la película comprime en ese tour a la llegada al parque. Todo para terminar liberando su parte más terrorífica cuando los dinosaurios se liberan de sus prisiones. Así que ya sabes, la próxima vez que veas a Nedry morir en pantalla y la cámara se aleje del jeep, acuérdate de cuál fue su verdadero final.

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La noticia

Puede que esta muerte de Jurassic Park te pareciera divertida, pero en el libro es lo más terrorífico que he leído

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por
Alejandro Pascual

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