Decía Brandon Sanderson, en una entrevista previa al lanzamiento de Viento y Verdad, que estaba genuinamente nervioso por la recepción de la quinta novela de El Archivo de las Tormentas. No es para menos, porque supone el cierre de la primera pentalogía de su saga más potente dentro del Cosmere, su propio universo de fantasía. Ahora, habiendo leído sus 1400 páginas, puedo decirte, Brandon, que deberías estar tranquilo.
Porque Viento y Verdad consigue algo tan complicado como dar sentido, no ya a cada susurro de muerte, referencia o entradilla de los cientos de capítulos previos, si no a los arcos de personaje de la práctica totalidad de los personajes. Esto no quiere decir que no vayas a encontrarte sorpresas por todo el libro, o revelaciones en el tramo final, pero sí que la historia sea coherente desde el punto de vista de hacia dónde van dirigidos los personajes y cómo es su comportamiento ante lo que sucede.
Nos encontramos, una vez más, con una prosa directa que no tiene más florituras que las que necesita para adelantarnos cosas que pasarán posteriormente o posibles soluciones a problemas enterrándolo debajo de las frases en sí. Los libros de El Archivo de las Tormentas no son largos porque Brandon se entretenga a describir un bosque o los estratos sociales de un reino, son así porque tienen una gran densidad de personajes, hechos y tramas.
Y, aunque no todos reciben el mismo tiempo de protagonismo, sí que podemos apreciar bastante avance en las tramas de casi todos los personajes tratados. Aunque suele suceder en esta saga que cada libro desarrolle uno en concreto a causa de la estructura de los flashbacks, y eso también sucede aquí, también ocurren hechos que hacen avanzar a no pocos de ellos a lo largo de su arco de personaje.
Posibles spoilers de Viento y Verdad
A partir de este punto, comenzaré a tratar hechos que, aunque no son spoilers en sí ya que no se adentran a pormenorizar lo sucedido en las páginas, sí que dan por supuesto que hemos leído los anteriores libros de la saga, así como otros textos del Cosmere. Si no has llegado a ese punto, o crees que puedo destriparte algo que prefieres leer por tu cuenta, te animo a poner esta reseña en marcadores y volver más tarde.
Alguien que se embarca en la creación de un universo propio de fantasía que abarcará la práctica totalidad de su vida, y que tiene planificados sus horarios de aquí a 25 años para cumplir con ello, podría darnos la sensación de ser alguien muy cuadriculado, que no aceptaría cambiar su visión ni adaptarse al feedback de sus lectores. Pero nada más lejos de la realidad, porque Brandon Sanderson demuestra con Viento y Verdad todo eso y más.
Ya podíamos intuirlo cuando afirmó que tenía tres finales y que tras las lecturas de sus usuarios alfa, optó por hacer uno completamente distinto a todos ellos, mezclándolos para dar con algo nuevo. Pero, al menos en mi opinión, salta a la vista durante la lectura de Viento y Verdad que el autor norteamericano ha tenido en cuenta las críticas a El Ritmo de la Guerra.
Sorprendentemente ágil para tener 1400 páginas
Esas críticas no hacen referencia a los momentos estelares del libro, que los hay, si no a lo densos de sus flashbacks y a lo áridas de las explicaciones alrededor del arco de Navani y Rabeniel. Por un lado ahora repasamos la historia de Szeth en esos pasajes pasados, una a priori más interesante por ser el primer personaje que conocimos en todo el Archivo de las Tormentas, pero por otro se da cierto carpetazo a ese arco de la antiluz.
No es que el concepto se elimine, más bien al contrario ya que se hará uso de ello durante la trama, pero Viento y Verdad no se entretiene en difíciles explicaciones usando cuestiones de física u óptica que no todos los lectores tienen porqué entender. Hay que decir que El Ritmo de la Guerra estaba obligado a hacerlo, pero eso no quita para que el uso superficial de los conceptos en Viento y Verdad sea mucho más agradecido para el lector medio.
Quizás tenga una opinión sesgada, pero es que incluso otra cosa que no acabó de convencer a los lectores es lo centrada que estaba la historia en Urithiru y lo poco que miramos a otras zonas de Roshar. De nuevo, es posible que simplemente fueran exigencias de la historia, ya que había que avanzar hacia ciertas tramas concernientes a los Deshechos, o el Spren de la torre. Todo eso se amplía en Viento y Verdad, que pasa a contarnos varios puntos de vista en diversas zonas del planeta sin necesidad de usar los interludios como muleta.
Muchas respuestas, pero más preguntas
Y es que el ritmo del libro se beneficia mucho de la estructura por días que le imprimió Sanderson. Desde el final de El Ritmo de la Guerra, y ya en la sinopsis del libro, sabemos que restan diez días para el duelo de campeones entre las fuerzas radiantes y Odium. A pesar de ser la novela más larga de Sanderson, es tremendamente ágil de leer gracias a los constantes cambios de punto de vista, incluso dentro de los propios capítulos; una agilidad multiplicada por esta estructura en días de la que os hablo.
Pero no se renuncia a lo que todos los lectores de Brandon conocemos; y estoy hablando de la «Sanderlancha«. Este concepto acuñado por los fans hace referencia a la enorme cantidad de revelaciones y giros que suceden en la parte final del libro. Sin embargo, con Viento y Verdad he llegado incluso a apreciar «una Sanderlancha dentro de la Sanderlancha».
«Las últimas 100, 200 o incluso 300 páginas siguen el esquema de dar muchas respuestas y romper tus expectativas»
A partir de la mitad del libro, la acción se acelera sobremanera. Hay tantas tramas que necesitan avanzar y personajes con hechos importantes sucediendo ante sus ojos, que Viento y Verdad va creciendo sin parar desde ese ecuador hasta el final. Y eso no impide que las últimas 100, 200 o incluso 300 páginas sigan el esquema de dar muchas respuestas y romper tus expectativas.
De hecho, hasta ese tramo final, pensaba de forma comprensiva hacia Brandon que al tratarse del cierre del primer arco de El Archivo de las Tormentas era natural que algunas teorías que había pensado en estos años se estuvieran cumpliendo, o que no estuviera sorprendiéndome en demasía por lo sucedido aunque sí pudiera circunscribirse bajo los términos épico, revelador o genial. Pero, no os preocupéis, Viento y Verdad creo que nos deja con más preguntas que respuestas, aunque no vaya corto de estas últimas a todo lo que nos planteamos desde El Camino de los Reyes.
Ahora nos queda entretenernos estos seis años con no pocas visitas a la Coppermind, releyendo el Cosmere (o completándolo si no lo hemos hecho ya), y esperar por esa nueva era de Mistborn o Elantris que harán de puente hacia la segunda pentalogía de El Archivo de las Tormentas. Hemos completado la mitad del viaje, y sabemos que este es más importante que el destino al que nos llevará el décimo volumen de la saga, pero eso no nos impide decir que Viento y Verdad está a la altura de los mejores libros de Brandon Sanderson, lo cual es lo mismo que decir que se trata de otro hito de la fantasía moderna.
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La noticia
Ya he leído las 1404 páginas de Viento y Verdad, un cierre (temporal) a El Archivo de las Tormentas sólo al alcance de un genio como Brandon Sanderson
fue publicada originalmente en
3DJuegos
por
José A. Mateo Albuerne
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