Imaginad que os dan la oportunidad de vivir en un mundo de videojuegos. Seguro que hay uno que se os viene automáticamente a la cabeza, uno que es vuestro favorito. Podéis elegir uno con bellos paisajes como Trine u otros llenos de encanto como Kingdom Hearts, pero apuesto lo que sea a que otros elegirían lugares peligrosos como el de The Witcher llamados por su ambientación medieval, la magia y los seres sobrenaturales. De tener la oportunidad, querríais visitar las islas de Skellige, ser nobles de Redania o encarnar a brujos. Sea como sea – y pese a todas las opciones – eso es exactamente lo que yo he hecho: vivir 4 días en El Viejo Mundo.
La magia del rol en vivo
Hasta la fecha, mis conocimientos sobre rol se limitaban a lo visto en videojuegos y a las largas tardes de partidas en D&D, All Flesh Must Be Eaten o La Mascarada; todo ello desde la comodidad de un hogar y rodeada de un pequeño grupo de jugadores y amigos. Nada que ver con la experiencia que supone un rol en vivo. Por supuesto, dicha práctica no me era desconocida, pero tampoco familiar. ¡Os podéis imaginar mi incredulidad al ser invitada a un evento de The Witcher! Os aseguro que no sabía lo que me iba a encontrar.
Era una pirata de Skellige con un trasfondo algo traumático, bendecida por la misma Freya
Gracias a Efimeral Events, la escuela de Aretuza se abría durante 4 días en los que personajes de todas partes de El Viejo Mundo se unían para aprender las artes mágicas. El escenario no era otro que el parador de Tortosa, un lugar idóneo para que la ambientación medieval estuviera presente en todo momento. Si a ello le sumamos una decoración exhaustiva para que el lugar tuviera el aspecto adecuado, la inmersión era completa desde el momento en que se ponía un pie en el lugar. Pero eso no era todo.
Un rol en vivo no es nada sin sus participantes. Dentro de estos también se engloban los miembros de Efimeral, quienes encarnaban a profesores, reyes o incluso náyades para dar ritmo a la trama. Como jugador, lo primero que había que hacer al llegar al lugar era ponerse el uniforme de estudiante: una túnica con fajín que sería la vestimenta oficial durante los cuatro siguientes días. Algunos participantes le daban su toque personal con armaduras, pieles (sintéticas) e incluso armas, porque a lo mejor no lo sabéis, pero el rol en vivo es una cosa muy sería para todos ellos.
En un rol en vivo puedes hacer casi de todo, a excepción de unas pocas normas de conducta
¿Y dónde me deja todo eso a mí, que era mi primer rol en vivo? Pues fuera de lugar desde luego que no. Casi desde el primer momento en que pones un pie en el lugar se genera un ambiente tan inmersivo, que es difícil no sumarse a la corriente y comenzar a comportarse como el personaje asignado. En mi caso, era una pirata de Skellige con un trasfondo algo traumático, bendecida por la misma Freya y que buscaba comenzar una vida desde cero. Más o menos.
Como buena pirata, nada me impedía robar a todo el que se me ponía por delante (consensuado por los implicados previamente), incluyendo a los profesores. Porque sí, en un rol en vivo puedes hacer casi de todo, a excepción de unas pocas normas de conducta. ¿Quieres entrar en una habitación de un compañero? Puedes (siempre que sean habitaciones in game, es decir, que forman parte de la experiencia). ¿Te dicen que hay un piso prohibido al que los estudiantes no puedes acceder? Entra. ¿Quieres saltarte las clases? Hazlo. ¿Quieres ser un estudiante modelo? De acuerdo.
Desde el momento en el que la experiencia comienza, se ponen en juego una serie de tramas que cada personaje recibe previamente y que confluyen por una línea argumental principal, más todas aquellas que los personajes deciden inventar sobre la marcha. No os imaginéis Aretuza como un lugar tranquilo, porque no lo fue. Extrañas criaturas sobrenaturales, fallecimientos de personajes, un orca reina (¡Petate, bonita!, era el grito común al verla), duras y exigentes clases de baile, una mujer lobo, un brujo, gritos por los pasillos en mitad de la noche….
No os imaginéis Aretuza como un lugar tranquilo, porque no lo fue
En este punto, es importante saber que, como jugador, tú puedes decidir cómo quieres actuar o hasta donde quieres llegar. Algunos preferirán ser espectadores de todo lo que ocurre y otros se implicarán al máximo. La gente de Efimeral tiene mucho cuidado para que nadie se sienta incómodo y, por supuesto, pone todos los medios posibles a disposición del jugador si tiene algún problema diferenciando ficción de realidad (sobre todo por el comportamiento de ciertos personajes que son villanos).
Para resolver los múltiples misterios, las acciones son infinitas. Puedes investigar en una biblioteca infinita, sospechar de los mismos profesores, usar conjuros si es preciso o apuntar cada uno de los detalles que te cuentan en clase y estas últimas no tienen desperdicio. En Alquimia tuve que hacer una extraña poción (que olía a rayos) mientras la profesora trataba de no perder la paciencia con sus pocos hábiles alumnos. Monstruos fue una clase magistral sobre criaturas como los hombres lobo. En Etiqueta, un alumno tuvo que aprender a abrir y cerrar una puerta durante 15 minutos y Baile, bueno, solo os diréis que no os la saltéis.
Los detalles del rol en vivo son tantos y tan extensos que cuesta plasmarlos en un solo artículo. Por ejemplo, las leyes del mundo de The Witcher se aplicaban en todo momento y las enemistades entre diferentes razas también. Elfos y humanos solían ser como el agua y el aceite o los nobles no querían saber nada del pueblo llano. Eso daba lugar a divertidos y espontáneos diálogos, a cotilleos a la hora de comer e incluso a inesperados romances que aparecían en el «Cotillonomicón».
Por ejemplo, mi personaje recelaba por su pasado de los seres acuáticos, así que no tenía ninguna intención de llevarse bien con las «pobres e inocentes» náyades. Estas se dedicaban a «pedir» objetos y monedas de oro a los alumnos, así que les pagué con la misma moneda (nunca mejor dicho) al robarles su saquito de dinero y algunas que otras joyas. ¡Nunca pensé que tal acto llevaría a una trama espontánea en la que iban clase por clase exigiendo a los alumnos que las devolvieran o habría consecuencias! Para cuando llegaron hasta mí, yo ya tenía las monedas escondidas en una bota y nunca me pillaron.
Como ya os podéis imaginar a estas alturas, vivir la experiencia del rol en vivo en toda una sorpresa. No importa si eres más o menos experimentado, siempre va a haber alguien dispuesto a orientarte, hacer comunidad o incluso dejarte objetos si hace falta. Se empieza no sabiendo nada y se sale queriendo repetir. No todas las experiencias son de The Witcher, las opciones son múltiples. La propia Efimeral celebraba hace poco un evento de El Continental basado en John Wick. De la misma manera, este fin de semana se celebra una fiesta de Navidad de un día con participación de la misma CD Projekt Red, también de The Witcher.
Dicen que las primeras veces son las más significativas, pero me cuesta imaginar una experiencia mejor ejecutada que esta. Lejos de ser un evento de los que pasan sin pena ni gloria, es todo un despliegue de recursos y de buen hacer. Como si ya tuviera pocas aficiones, ¡ahora me he aficionado al rol en vivo!
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La noticia
He pasado 4 días en el mundo de The Witcher robando el oro a todo el que se ponía por delante durante una partida de rol en vivo, y no me arrepiento de nada
fue publicada originalmente en
3DJuegos
por
Raquel Cervantes
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