Imagina por un momento al pequeño Chema Mansilla con 10 u 11 años: el pelo a cepillo, las gafas ligeramente empañadas, camiseta del Club Masters del Universo y, por supuesto, tumbado en la cama con sus sábanas de las Tortugas Ninja leyendo uno de esos viejos tebeos retapados de Superman. Las historias de Superman nunca dejaban de sorprenderte. ¡Superman pierde el control de su visión calorífica! ¡Buhala! ¡Superman es dividido en dos Supermanes diferentes por Satanis! ¿Flipante! ¡Superman desaparece de la continuidad, como si nunca hubiera existido, y al final engaña a Lois Lane para que tenga una relación con él! Espera, ¿qué? Semejante desconcierto lector a tan temprana edad solo lo podría crear un autor imprescindible del cómic de superhéroes que reniega de los superhéroes: Alan Moore.
Nadie le tiene más manía a Superman que el guionista de sus mejores cómics
Ese desconcierto, esa sensación de que todo lo que sabías sobre Superman ya no era tan sencillo, solo podía venir de uno de los autores más imprescindibles de la historia del cómic de superhéroes: Alan Moore. El hombre que llevó a los superhéroes a sus límites y que, paradójicamente, un buen día decidió dar la espalda a todo aquello que le dio fama, en especial a sus personajes más icónicos y rentables.
Moore, un autor que cambió para siempre la forma en que vemos a los superhéroes, se encargó de ofrecer una visión definitiva y profunda de Superman en una historia que lleva 38 años como uno de los picos más altos de su legado. «¿Qué fue del Hombre de Mañana?» (en inglés Whatever Happened to the Man of Tomorrow?) es una de las obras más sobresalientes que existen sobre el Hombre de Acero, y la razón por la cual sigue siendo considerada por muchos la mejor historia de Superman jamás escrita. No es poca cosa.
¿Qué fue del Hombre de Mañana??
La historia de Moore, publicada en Estados Unidos 1986 en los números #423 de Superman y #583 de Action Comics, se sitúa al final de la carrera de Superman tal y como lo conocíamos hasta entonces. En este cómic, Superman es un hombre que se enfrenta a su final de manera no heroica, sino a través de una serie de eventos trágicos y extraños que lo llevan a la desaparición. El cómic nos muestra a Lois Lane (ahora Lois Elliot), quien recuerda con tristeza los últimos días del Hombre de Acero. Estos recuerdos revelan que, después de una época en la que Superman había dejado de luchar por la paz en la Tierra, el caos vuelve a invadir Metropolis.
Lo más impactante de la historia es la forma en que Moore trata a Superman: no como el eterno defensor de la justicia que todos conocemos, sino como un ser vulnerable que no puede controlar su propio destino. Los villanos más conocidos de Superman, como Bizarro, Lex Luthor y Brainiac, se ven envueltos en situaciones aún más inverosímiles. Bizarro, quien inicialmente era un clon defectuoso de Superman que servía casi de alivio cómico, se convierte en una versión siniestra y descontrolada, mientras que Luthor y Brainiac se fusionan de manera traumática, dando lugar a un villano aún más peligroso. Incluso Krypto el superperro recibe lo suyo. Todo esto lleva a una serie de sacrificios dolorosos por parte de Superman, incluidos la muerte de sus amigos y seres queridos, hasta llegar a la impactante desaparición del héroe. Porque a pesar de lo que parece, Alan Moore está tan obsesionado con el ideal de Superman que solo puede destruirlo: cosas de filósofos y magos.
Al final de la historia, Moore hace algo que muchos consideraban impensable: elimina la continuidad de Superman de manera definitiva, creando un espacio para que el personaje, tal y como lo conocíamos, deje de existir. Es un final rotundo que se aleja de la tradicional fórmula feliz que generalmente acompaña a los superhéroes. En lugar de ofrecer una conclusión que confirme la eterna victoria de Superman, Moore nos deja con un sabor amargo, un mundo donde la muerte y el sacrificio no tienen lugar para la resurrección.
La figura de Superman, como el héroe que desciende de un lugar divino para ofrecerse como salvador, tiene fuertes paralelismos con la figura mesiánica en el cristianismo y con el mito del héroe solar que se repite en diversas culturas. Al igual que Cristo, Superman posee una naturaleza casi sobrehumana, llega a la Tierra desde un «reino celestial» (Krypton), se convierte en una figura que es a la vez ajena a la humanidad y fuente de inspiración para ella, y finalmente se sacrifica por la salvación de la humanidad.
Dentro de la dinámica editorial y comercial de los tebeos de Superman esta conexión entre el Hombre de Acero y el Cristo redentor es más evidente en el imaginario colectivo, donde el héroe solar renace una y otra vez, como el sol, simbolizando la esperanza, la redención y el sacrificio. Alan Moore, sin embargo, ve estos mitos no solo como narrativas arquetípicas, sino como estructuras cargadas de simbolismo filosófico y mágico.
En sus obras, Moore ha explorado la relación entre los mitos antiguos y la realidad humana, integrando creencias místicas y esotéricas en sus personajes. La figura de Superman, aunque encarnación de lo divino y lo heroico, también refleja para Moore un cuestionamiento de las expectativas impuestas sobre el héroe y la humanidad misma. Moore utiliza estas figuras arquetípicas para explorar la moralidad, el sacrificio y la naturaleza de la existencia, ofreciendo una visión más sombría y filosófica de los mitos, donde incluso el héroe solar puede ser una figura trágica, atrapada entre su destino y las realidades de un mundo imperfecto, pero también una presencia impuesta a la humanidad como una figura que simboliza el fascismo moral de sociedades y religiones muy concretas. Es complicado, lo sé, pero es que Alan Moore es un genio difícil.
¿Por qué se la considera una de las mejores historias de Superman?
La pregunta es sencilla, pero la respuesta es compleja. ¿Qué fue del Hombre de Mañana? es una de las historias más aclamadas de Superman por su tono melancólico, su madurez y su capacidad para profundizar en el concepto del héroe más allá de sus poderes o su identidad secreta. A diferencia de otros relatos en los que Superman se enfrenta a monstruos cósmicos o villanos con planes megalómanos, esta historia explora la vulnerabilidad emocional del personaje, su humanidad. Y de mano de ella, las dobleces morales del personaje, que se aleja del ideal perfecto que proyecta.
Moore logra lo que pocos habían hecho hasta entonces: despojar al hombre de acero de su capa de invulnerabilidad y mostrarlo como alguien capaz de perder, de fallar, de morir. Uno de los puntos más trascendentales es el enfoque que Moore da a los valores de Superman: el sacrificio y la esperanza. A lo largo de su historia, Superman ha sido un símbolo de esperanza inquebrantable para los seres humanos, pero Moore se atreve a mostrar que incluso los más grandes héroes enfrentan su fin. La muerte, el sacrificio, la lucha contra las fuerzas que no pueden controlar, son temas que Moore maneja con una elegancia intelectual y complejidad moral que no había sido vista en las historias de Superman hasta ese momento.
Más allá de su impacto narrativo, ¿Qué fue del Hombre de Mañana? también es considerado un cómic esencial por despedir de manera gráfica al Superman clásico. El arte de Curt Swan, que trabajó con el guion de Moore, es la representación perfecta de la nostalgia y el cambio. Swan, conocido por su trabajo clásico en Superman, aporta una calidad emotiva al relato, reforzando la sensación de que este es un adiós definitivo para el Hombre de Acero. Es una obra maestra tanto en términos narrativos como visuales, que deja una marca imborrable en los lectores.
¿Qué le pasa a Alan Moore con Superman?
Alan Moore trajo consigo el cambio radical que definió los cómics de los 80 y 90, pero tiene una relación curiosa con Superman. En diferentes entrevistas a lo largo de los años Morre ha explicado que, aunque el personaje fue en su momento una figura fascinante y esencial, hoy en día se ha alejado de sus raíces. Para Moore, el Superman original era un reflejo de la inmigración, de la esperanza en tiempos difíciles. A su juicio, Superman era mucho más que un superhéroe en capa; era una respuesta a las luchas sociales y económicas de la época. De hecho, el Superman de los primeros días golpeaba a los maltratadores, combatía la corrupción y ayudaba a los desempleados. Moore resalta que este Superman luchaba contra problemas reales, no contra monstruos cósmicos o extraterrestres.
Sin embargo, Moore también reconoce que su propia influencia en los cómics de superhéroes contribuyó a que el personaje de Superman cambiara. El tono más oscuro, más maduro y, en cierto modo, más cínico de los cómics de esa época transformó al personaje en un símbolo de algo más abstracto, perdiendo parte de esa esencia inicial. Moore se muestra reticente a este proceso, ya que lo considera un proceso de «revisionismo» que cambió la naturaleza de los superhéroes en paralelo a los cambios sociales de Estados Unidos.
Este distanciamiento de Superman, y de los superhéroes en general, se conecta con el trabajo de Moore en Watchmen y Supremme. En Watchmen, la deconstrucción de los superhéroes es total: el personaje de Dr. Manhattan, con sus poderes divinos, se convierte en una especie de antítesis de Superman. Mientras Superman es la esperanza encarnada, Dr. Manhattan es la fría indiferencia del universo, del Dios Desconocido de la Gnosis y del Agnostos Theos de la cultura clásica. Este contraste entre los dos personajes subraya la evolución del propio Moore, quien ya no cree en los ideales puros de los superhéroes, sino en su decadencia y en los dilemas morales que enfrentan.
A pesar de que Moore se desvinculó del mundo de los superhéroes debido a su mala relación con las grandes editoriales del medio, ha dejado una impresionante carrera como escritor del género, y ¿Qué fue del Hombre de Mañana? sigue siendo una obra fundamental. No solo es un homenaje al Superman clásico, sino también una reflexión profunda sobre su simbolismo. En sus páginas, Moore demuestra que, incluso un personaje como Superman tiene en su interior algo de la miseria humana, algo que lo conecta con el lector. Esta es la grandeza de su trabajo: su capacidad para hacer que los cómics trasciendan la fantasía y se conviertan en una reflexión sobre la vida misma.
Superman: ¿Qué fue del hombre del mañana? (Grandes Novelas Gráficas DC)
El legado de Moore, aunque lejano a los superhéroes que ayudó a redefinir, sigue siendo una influencia inquebrantable en el mundo del cómic. Y aunque el propio Moore ya no quiera saber nada de los superhéroes, ¿Qué fue del Hombre de Mañana? permanecerá como uno de los mejores cómics de Superman de todos los tiempos.
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La noticia
El mejor cómic de Superman tiene 38 años y su autor no quiere saber ya nada de los superhéroes
fue publicada originalmente en
3DJuegos
por
Chema Mansilla
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