Como fan de los survival horrors, pocos nombres tienen más razones para causar interés en mí que el de Keiichiro Toyama. El padre del Silent Hill original y que posteriormente nos trajo Forbidden Siren tiene una manera única de entender el terror y ahora vuelve a las andadas sin el respaldo de grandes como Konami y SCE Japan Studio. Tras haber visto todo lo que tiene que ofrecer Slitterhead, te voy a adelantar una cosa: soy incapaz de darle un «No recomendado», pero solo se lo puedo recomendar a un tipo muy concreto de jugador.
Slitterhead, lo nuevo del padre de Silent Hill
Con el body horror por bandera, Slitterhead nos pone en la «piel» de un hyoki, una entidad incorpórea de otro mundo que es capaz de residir en cuerpos ajenos y controlarlos a su antojo. Nuestro nombre es Night Owl y tenemos una misión: acabar con los cefalófagos, seres monstruosos que se alimentan de cerebros, se disfrazan con los cuerpos de los humanos a los que matan y están sembrando el caos, de una manera u otra, en la peculiar ciudad de Kowlong.
Con una premisa tan única, está claro que la jugabilidad de Slitterhead es… peculiar. Siempre que quieras, vas a poder saltar de prácticamente cualquier NPC a otro para controlarlo. Este peculiar poder te deja atravesar escenarios rápidamente, ignorar obstáculos, subir y bajar rápidamente de edificios e incluso resolver puzles y secciones de sigilo donde prima el ingenio. Es la mecánica troncal del juego y plantea ideas bastante interesantes tanto para los segmentos más calmados como para la acción.
Y es que a los cefalófagos vas a tener que derrotarlos a la vieja usanza, a través del combate. Al contrario de lo que pasaba en Silent Hill y Forbidden Siren, aquí no estamos ante un survival horror donde el miedo y la tensión priman, Slitterhead es un juego de acción donde vamos a ser nosotros los cazadores. Pudiendo invocar armas con nuestra sangre, haciendo uso de habilidades y aprovechando un sistema de bloqueos y parries, será nuestra tarea dar muerte a estas criaturas después de rastrearlas, asecharlas y perseguirlas. Los transeúntes «genéricos» que poseamos todos cuentan con las habilidades, y aquí es donde entra la piedra angular tanto de la historia como de la jugabilidad: las singularidades.
Singularidades, las estrellas del show
Estas son personas que, al hacer contacto con Night Owl, no solo consiguen conservar su personalidad y recuerdos, sino que despiertan poderes especiales y armas únicas. Antes de empezar cada misión, vas a poder elegir dos de ellas para controlar, y en este momento también podrás mejorar sus estadísticas y habilidades para ir creando tu equipo perfecto. El sistema funciona y ofrece un descanso del talante genérico que tienen los NPC que posees, pero no hace lo suficiente para distraer de uno de los grandes problemas del título: la falta de variedad de enemigos.
Slitterhead sufre por su falta de variedad de enemigos.
En las alrededor de 15 horas de duración que tiene esta aventura, se hace flagrante que el combate, pese a ser uno de los tipos de contenido centrales del título, no termina de brillar por la falta de frescura en el plantel enemigo. Con cinco tipos de enemigos genéricos y algunos jefes únicos, el flujo del juego se acaba antojando repetitivo pese a poder controlar personajes relativamente distintos. Y digo relativamente porque, pese a las diferencias de habilidades y armas que tienen nuestras singularidades, el segundo centro mecánico del título siempre es el mismo: atacar, defenderse, realizar parries y contraatacar en combate cuerpo a cuerpo. A esto hay que sumarle que las misiones suelen tornarse predecibles, especialmente cuando el título abusa de unas secuencias de persecución que nunca terminan de ser satisfactorias o divertidas.
Progresión por misiones que te obliga a ser observador
Ahora bien, ¿cómo funciona la progresión de este título? ¿Estamos ante un mundo abierto o es un juego lineal? Pues bien, entre encargo y encargo, volverás a un menú principal donde podrás seleccionar qué misión quieres realizar, siguiendo el orden que te apetezca entre las que hay disponibles. Estas se desbloquean hablando con tus singularidades, conociéndolas y avanzando en sus tramas individuales, pero en sendos casos vas a tener que repetir algunos de los niveles para cumplir objetivos alternativos que desbloquearán nuevas singularidades.
Si estas secuencias fuesen más variadas y ofreciesen maneras radicalmente diferentes de ser terminadas, habría hablado positivamente de esta idea, pero, tal y como es el título, si en algún momento no puedes avanzar, necesitas una nueva singularidad y no sabes cómo desbloquearla, puede que afrontes el mismo nivel varias veces de exactamente la misma manera hasta que descubran cómo conseguir la singularidad que allí se oculta. Por suerte, tanto el diseño del mundo como las conversaciones que tengas con los protagonistas te darán pistas sobre cómo puedes acabar conociendo a estas personas especiales.
Por último, si eres el tipo de jugador que busca explorar todos los recovecos de estos mundos digitales, vas a poder hallar desafíos de combate extra y objetos únicos para personalizar a tus singularidades. Esto te llevará por caminos alternativos en algunos escenarios y puede romper, en parte, la monotonía que plaga el título.
Una historia extraña, pero inteligente
Está claro que, pese a su talante imaginativo, la jugabilidad de Slitterhead no termina de ser perfecta, pero ¿qué pasa con su historia? Este elemento es precisamente el que ha hecho que acabe por ablandarme ante el título de Bokeh Game Studio, aunque también está lejos de ser convencional. Contada de una manera no exactamente lineal gracias a los viajes en el tiempo que podemos realizar, el mundo de Slitterhead es, cuanto menos, interesante gracias no solo a nuestros protagonistas, sino también a los propios cefalófagos.
Estas criaturas maestras del body horror están lejos de ser simples bichos a los que matar y tienen sus propias historias, dinámicas y sorpresas que enseñar. A esto hay que sumarle giros de guion que no solo son potentes, sino que aprovechan la estructura narrativa del título inteligentemente, algo que bastó para mantenerme interesado por el título mucho después de que su faceta jugable hubiese dejado de hacerlo. Slitterhead no es un juego narrativo ni mucho menos, pero no le hace falta serlo para manejar su premisa con eficacia.
Tiene un problema más grande que su pobreza gráfica
Si has visto alguno de los tráileres del título, ya te habrás dado cuenta de que su apartado técnico no es el mejor, algo que destapa casi desde el minuto uno de la acción su talante como título indie. No, esto no es un triple A, y se nota, y esto se extiende a toda la presentación, mucho más allá de lo estético. Nunca he sido de criticar los gráficos de un juego modesto, pero la presentación de Slitterhead tiene un problema mucho más grande que la pobreza gráfica con la que presenta sus personajes: la falta de voces en la gran mayoría de sus escenas.
Los grandes momentos prerenderizados de esta aventura sí que cuentan con diálogos actuados, pero en la gran mayoría de las conversaciones vas a tener textos acompañados por sonidos genéricos. Básicamente, junto con las conversaciones, los personajes repetirán frases genéricas y ruidos con cada nueva línea de diálogo. Entiendo las limitaciones de presupuesto en videojuegos que no son triple A, pero la rigidez y falta de recursos en estos casos llegan a hacer daño a momentos narrativos que podrían haber sido mucho más potentes.
Como ya dije al inicio del análisis, todas las asperezas de Slitterhead hicieron que me plantease puntuarlo como «No recomendado», pero soy incapaz de hacerlo porque, pese a sus imperfecciones, hay buenas ideas, un carisma único y una visión diferente aquí, y eso es algo que quiero premiar. Tiene muchos problemas, pero un mundo único, unas relaciones entre personajes interesantes y un guion con giros no solo interesantes sino bien llevados hacen que sea un título que puede merecer la pena para un tipo de jugador muy concreto. Si, como yo, echas de menos las experiencias relativamente experimentales de la época de la PlayStation 2, tienes cierta debilidad por los proyectos agresivamente irregulares pero con mucha identidad, y su premisa te ha parecido interesante, puede que lo nuevo de Keiichiro Toyama sea exactamente para ti. Si, por otro lado, buscas algo más actual y perfeccionado, y que un título tenga alma propia no es suficiente para que excuses sus evidentes problemas, Slitterhead muy seguramente te deje un mal sabor de boca.
Keiichiro Toyama vuelve con una aventura modesta en cuanto a recursos que no es para todo el mundo. Slitterhead es un juego con encanto propio, sí, pero también con unas asperezas tan prominentes y difíciles de ignorar que van a ser un problema para el jugador medio. Si te gustan los títulos atípicos, tienes un alto grado de aguante para las imperfecciones y buscas una aventura que no se parezca a nada que hayas jugado hasta ahora, puede ser el título para ti. De lo contrario, lo tiene todo para convertirse en un juego frustrantemente repetitivo y anodino.
- Es lo nuevo del creador original de Silent Hill.
- Puedes poseer a prácticamente cualquier NPC que veas para controlalro.
- Hay varios personajes únicos con armas y habilidades diferentes.
- Los niveles ocultan secretos que te permitirán desbloquear trajes alternativos.
- Está ambientado en Kowlong, el lugar más densamente poblado de Hong Kong a principios del siglo 20
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La noticia
Lo nuevo del genio que creó Silent Hill bordea el desastre pero se salva a última hora por su capacidad para sorprenderte. Análisis de Slitterhead
fue publicada originalmente en
3DJuegos
por
Iván Lerner
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