Pokémon tiene una deuda con los fans desde hace 10 años y el próximo juego es la oportunidad perfecta para pagarla. El regreso de las ‘megas’ es un regalo para veteranos de la saga

Tras un año de transición que aprovecharemos para descansar, la gran novedad de la saga Pokémon será la llegada de Leyendas: Z-A en 2025. El nuevo título de la franquicia se anunció prometiendo un regreso a Kalos. Volvemos así a una región que muchos jugadores recuerdan con cariño, sobre todo por un ‘lore’ interesante que repercute de forma evidente en la jugabilidad. Si algo marcó la sexta generación fue la existencia de unas megaevoluciones cuyo regreso ya está confirmado. Esta es una de las mecánicas favoritas de los fans y su regreso da a los desarrolladores la oportunidad de saldar algunas cuentas pendientes con la comunidad.

La mecánica más exclusiva de todo Pokémon

La megaevolución fue la primera mecánica regional de la historia de Pokémon y muchos jugadores todavía la consideran su favorita. Hay buenos motivos para ello, ya que nos ofreció una nueva etapa evolutiva para muchas criaturas. En ella se exploraban las características de diseño de la especie en cuestión para llevarla a un nuevo nivel. Game Freak rara vez decepciona cuando se trata de trabajo artístico y este es quizá uno de los techos creativos de la desarrolladora. Es por esto por lo que, por ejemplo, la idea está presente en Pokémon GO y Let’s GO.

Los problemas de las megaevoluciones, sin embargo, llegan cuando hablamos de jugabilidad. Aunque fueron un añadido positivo para el competitivo, donde dieron una nueva vida a criaturas como Lopunny o Kangaskhan, lo cierto es que su introducción fue más bien negativa para la historia principal. Pokémon X e Y eran juegos demasiado fáciles y tener una mega en nuestro equipo los hizo aún más sencillos. Los desarrolladores tampoco se quedaron contentos con esto. La prueba más evidente son las limitaciones al Dinamax (que solo puede activarse en ciertas zonas y que los rivales también utilizan) en la octava generación.

Las otras mecánicas generacionales de Pokémon tratan a todas las especies de forma más igualitaria.

Pese a todo, el gran problema de la megaevolución es que discrimina a los pokémon. Solo 46 de entre cientos de especies tuvieron la suerte de recibir una mega. «Empezamos eligiendo pokémon que necesitaban megaevolucionar por el bien de la historia, como el de los líderes de las organizaciones villanas. Otros se eligieron en base a cosas como la popularidad o el equilibrio de las peleas», explicaba el desarrollador Shigeru Ohmori en una entrevista. Esta situación no se ha repetido a lo largo de la franquicia. Todas las especies pueden usar Movimientos Z, Dinamax o Teratipo. Es cierto que hay algunos tratos de favor como ataques exclusivos o el gigamax, pero las diferencias son mucho menos exageradas.

Dos deudas de Pokémon con la comunidad

Si hay un motivo de peso por el que Pokémon haya querido estar alejada de las megaevoluciones en lo referido a los juegos principales, probablemente tenga que ver con la idea de que así el título ofrece una experiencia más variada. Sin embargo, no creo que los desarrolladores se arrepientan mucho de su decisión. A lo largo de toda la sexta generación se sucedieron las críticas sobre la selección de megaevoluciones. Casi nadie estaba de acuerdo: si habían elegido uno demasiado popular, mal porque era ‘fanservice’; si se trataba de uno poco querido, peor porque no le importaba a nadie y si se le daba a un pokémon poderoso, para qué si no le hacía falta.

Casi todo el mundo se soprendió ante la falta de megaevolución para Flygon.

Curiosamente, sí hubo algunas ausencias que casi toda la comunidad definió como extrañas. El ejemplo más evidente es el de Flygon: fue una de las criaturas más queridas en los juegos originales de tercera generación y todo el mundo daba por hecho que tendría mega en Omega Rubí y Zafiro Alfa. Fue una decepción que no apareciese en el juego y su ausencia ha sido explicada por el mismísimo Ken Sugimori (director artístico de la saga desde sus inicios). Según reveló al medio Nintendo Dream, una revista japonesa distribuida en papel de cuya noticia se hizo eco Nintendo Everything, la culpa la tuvo un bloqueo creativo: «Tenía potencial como para tener su propia mega desde X e Y, pero no fuimos capaces de completar un diseño así que dejamos de considerarlo».

El regreso de las megaevoluciones a través de Leyendas Pokémon: Z-A ofrece a los desarrolladores la oportunidad de resarcirse. El caso de Flygon es el más destacado, ya que se trata de un pokémon bastante único cuya mega incluso podría traernos una combinación de tipos que aún no existe en la saga (Dragon y Bicho). Sin embargo, está lejos de ser la única ‘deuda’ pendiente de los desarrolladores. Butterfree se quedó sin mega mientras que su contraparte, Beedrill, si tenía una. Además, apenas hay pokémon con la capacidad de evolucionar originarios de Teselia (solo Audino) o Kalos (Diancie).

Con todo lo bueno y todo lo malo, volver a ver las megas en un juego tan importante para la saga Pokémon es muy interesante. Además, este Leyendas: Z-A llega en un contexto prometedor para la franquicia. Este 2024 será el primer año que no tenemos un gran lanzamiento de la saga desde que se estrenaron Sol y Luna y, además, todo apunta a que el juego se acabará estrenando en la máquina de nueva generación de Nintendo. En este sentido, todo invita a pensar en un resultado más positivo que el de las últimas entregas.

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Pokémon tiene una deuda con los fans desde hace 10 años y el próximo juego es la oportunidad perfecta para pagarla. El regreso de las ‘megas’ es un regalo para veteranos de la saga

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Bruno Ouviña

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