Para una cultura tan acostumbrada al aislamiento, la situación actual de Japón no debe ser nada fácil para sus ciudadanos. Agarrándose al turismo para revitalizar una economía en decadencia, la masificación a la que se enfrenta el país asiático ha terminado rompiendo uno de los pilares más característicos de su vida diaria: el silencio. Lo ha hecho hasta tal punto que hay quienes han visto en ello una oportunidad de hacer negocio.
Motivados por lo ocurrido durante la pandemia, de forma similar a lo ocurrido en muchos otros países como el nuestro, Japón abrazó sin contemplaciones el uso del teléfono móvil como herramienta dentro de los restaurantes. La idea, elevada allí más allá de valerse de un QR para poder ver la carta, permite a clientes como los de la cadena Kura Sushi entrar en el restaurante, comer, y salir de allí sin necesidad de mediar palabra con nadie.
Japón y el precio del silencio
La aplicación, nacida con la intención de cubrir las necesidades del distanciamiento social de aquella época, permite pedir tus platos, realizar el conteo de los mismos y pagar sin interacción verbal con los empleados. De cubrir una necesidad de seguridad física, ha pasado a hacer lo propio con la salud mental. En concreto, la de aquellos introvertidos a los que tener que lidiar con hablar con alguien se les hace un mundo.
Pero la idea de enfocar el silencio como reclamo está lejos de haberse detenido ahí. La cultura de Japón respecto a las interacciones sociales navega a medio camino entre ese citado silencio y la necesidad de respetar al prójimo. Frente a su particular animadversión a decir ‘no’, los japoneses se ven envueltos en situaciones en las que, si alguien entabla conversación con ellos, se ven obligados a seguirles el rollo aunque no les apetezca en absoluto. Eso es un problema, sí, pero también una oportunidad de negocio.
Locales como salones de belleza, tiendas de ropa o servicios de taxis, han empezado a implementar medidas que busquen aprovechar esa oportunidad. Puedes, por ejemplo, elegir en qué nivel de conversación te quieres ver envuelto, desde una charla normal hasta el completo silencio, recoger cestos de la compra que indiquen al personal de la tienda que no quieres que te molesten, o incluso pagar por costes adicionales que suben hasta los 5.500 yenes -unos 35 euros al cambio- para evitar que te hablen.
Con un panorama difícil de extrapolar a otros países y culturas, los ciudadanos de Japón simplemente buscan una forma de evitar esas charlas triviales que no llevan a ningún sitio sin parecer maleducados al rechazarlas. Una forma de recuperar esa introspección y silencio que les caracterizaba y que, frente a una situación de constante interacción social, puede terminar pagándose a precio de oro.
Imagen | Ozawamo en Midjourney
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La noticia
Japón está envuelta en una masificación que ha llevado a sus habitantes a una medida extrema: pagar por silencio
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Rubén Márquez
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