A estas alturas nos sabemos la cantinela de memoria. Abre la ventana, cierra la bandeja, asiento en posición vertical y Modo Avión activado. La primera ayuda a visualizar si hay algún problema fuera del avión, y las otras dos hacen que en caso de emergencia sea más fácil salir de forma rápida y ordenada, pero la razón para poner el móvil y los aparatos electrónicos en Modo Avión sigue sin quedarnos clara. Más aún cuando ya se ha dicho por activa y por pasiva que en realidad no afecta a la seguridad del avión.
Con el auge del 5G, la Unión Europea le declaró el adiós definitivo al Modo Avión, sin embargo basta con que te subas a un vuelo para comprobar que la norma, en mayor o menor medida, sigue estando presente entre las directrices que comentan desde el personal de cabina antes de iniciar el vuelo. Así que… ¿En qué quedamos? ¿Es peligro o no? La respuesta es que sí, pero no necesariamente para la seguridad del avión como podrías llegar a pensar.
Qué pasa si no pones el móvil en Modo Avión
La norma se interpuso para evitar que los dispositivos electrónicos pudiesen interferir con las señales del propio avión. Nadie quiere que el piloto tenga interferencias al contactar con una torre de control, claro. Sin embargo, en 1992 un estudio entre Boeing y las agencias de aviación de Estados Unidos constataron que los ordenadores y otros dispositivos no interferían con los instrumentos o la comunicación durante la fase de vuelo. Pese a ello, estrecharon aún más el círculo creando frecuencias específicas para la navegación y comunicación de las aeronaves que impidiesen aún más esas posibles interferencias.
Como casi todos los aparatos electrónicos, nuestros teléfonos móviles funcionan con ondas de radio de cierta frecuencia. Si pudiéramos llegar a verlas, serían como gruesas líneas tan grandes como una casa que viajan a gran velocidad buscando una torre de radio que actúe como repetidor. A mayor distancia, más esfuerzo hace el dispositivo para encontrar su objetivo y más gruesa termina siendo esa línea.
Pero la torre que las recibe es en realidad un embudo, de ahí que en momentos como emergencias locales o eventos como año nuevo, las llamadas terminen saturando ese embudo y generen problemas de comunicación. Ahora sumemos ahí que, a gran altitud, esa gruesa línea tenga que ser mucho más grande de lo normal para alcanzar su objetivo.
Además, por viajar a gran velocidad, puede que en uno de esos intentos en realidad termine llegando al embudo mucho antes de lo que creía y, lo que antes era el equivalente a una gota de agua fácil de digerir, ahora es como una tromba de lluvia. El embudo no puede con todo, y menos aún si lo que está cayendo es una tromba de lluvia por cada pasajero que está en el aire, que a grandes rasgos supone una media de 1,5 millones de pasajeros en una hora.
Pese a que los avances han permitido que sea más fácil alcanzar ese hito mediante el 5G sin que suponga un problema, no todos los aviones disponen de esa tecnología, así que si de repente todos nos pusiéramos a hablar por teléfono en el avión, lo que haríamos sería saturar las redes terrestres con una inmensa cantidad de ondas que terminarían siendo perjudiciales para el resto del mundo. Eso y, por supuesto, que el trabajo del personal de cabina sería mucho más lento y difícil si tuviesen que estar mandando bajar la voz a todo el mundo para preguntarte si quieres algo de beber.
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La noticia
El Modo Avión no se utiliza para garantizar la seguridad del vuelo. La clave está en todo lo que hay por debajo
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Rubén Márquez
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