El otro día, fui a las oficinas de Bethesda en Londres para probar una nueva actualización de Fallout 76 que te permite jugar como necrófago (ghoul), novedad que sin duda muchos encontrarán digna de celebración porque esencialmente hace realidad uno de los sueños más ambiciosos de la comunidad. Y te adelanto que es una función la mar de entretenida, no te equivoques, pero ten en cuenta lo siguiente: una cosa es tener en la cabeza una idea aislada de esta fantasía, y otra muy distinta es desbloquear y jugar este arquetipo de personaje dentro del ecosistema de un MMO-lite que lleva años en funcionamiento.
Quiero decir, hablamos de una decisión irreversible —los necrófagos no tienen cura— para tu personaje existente, con el que tal vez hayas acumulado cientos o miles de horas; y además es algo que no se queda en lo meramente cosmético, no. Tu nuevo aventurero a la parrilla sacrifica salud y defensas a cambio de un medidor de radiación más complejo que se sitúa en la esquina inferior izquierda de la pantalla, y que te fortalece a medida que te expones a porquería nuclear. Cuando está lleno, puedes entrar en un estado de bersérker en el que pierdes puntería, pero te vuelves increíblemente fuerte durante un tiempo.
¿Suena bien? Pues claro que lo hace. Seamos sinceros, Fallout 76 es un juego un tanto simplón y sus propios autores admiten que es demasiado fácil, por lo que añadir cierto factor de riesgo-recompensa es poco menos que necesario a estas alturas. Lo que pasa es que durante la cadena de misiones que debes completar para desbloquear la transformación en necrófago (se llaman «Leap of Faith» y «A fresh pair of Genes» en inglés, y en su momento aún no habían recibido traducción oficial) te plantean el peso real de tus actos a través de dos personajes.
Ambos son necrófagos, pero uno tiene los pies en la tierra y se ve como un monstruo y otro es una científica loca de atar en busca de sujetos de prueba para estudiar cómo puede avanzar en este extraño campo. Un tercer NPC involucrado en el meollo es un humano que, por una serie de razones, también debe enfrentarse a la decisión de transformarse o no; y recurre a ti en busca de consejo. Evidentemente, esto está diseñado de tal manera que el jugador termine satisfecho al margen de que se transforme o que no lo haga; y en este último caso, para que pueda reflejar sus decisiones en alguien más.
Explorando Appalachia como un necrófago
Por supuesto, para los allí presentes la decisión fue increíblemente simple: «conviérteme en necrófago». El proceso, por si te lo preguntas, es tan directo como tomar un par de pulsaciones de un inhalador extraño y a continuación exponerte a cantidades superlativas de radiación. Et voilà, despiertas en una sala rodeado de otros como tú, cada uno de ellos con sus propias penurias. En ese momento, el juego te devuelve al editor de personaje para que modifiques tu aspecto: tienes opciones para ser feo, y otras para ser más feo aún. Aunque nunca te dejan hecho un despojo tan exagerado como el del Fallout original de Interplay.
La radiación nuclear es buena para el necrófago. Cuando estás cargado a tope, empiezas a brillar y te vuelves un bersérker
Después, tienes vía libre para ir por ahí haciendo lo que sea que hagan los necrófagos. Y ahí es donde entra en juego aquello que te decía al principio del artículo: «una cosa es la fantasía, y otra, jugar en un título establecido». Porque lo primero que haces tras convertirte en necrófago es asumir que eres feo de narices y que no todo el mundo va a recibirte con los brazos abiertos (yo no lo haría) y lo segundo, es preguntarte cómo narices vas a progresar en las misiones si nadie quiere hacer tratos contigo. Pues resulta que eso tiene truco.
En la misma cueva existe una necrófaga con cierto gusto por la moda, lo más presentable que se puede estar cuando uno tiene la piel de corcho y la nariz derretida, que está dispuesta a echarte un cable en tus aventuras por Appalachia. No para acompañarte —¿qué hay más cantoso que un necrófago? exacto, dos necrófagos— sino para disfrazarte de humano corriente y moliente. Un proceso que consiste en cubrir lo que quiera que lleves sobre los músculos con un tres cuartos verde y taparte los ojos y la boca. Vamos, que en realidad terminas llamando la atención más de lo normal.
Sea como fuere, ese NPC es el recurso que tiene Fallout 76 para permitir a los jugadores que se convierten en necrófagos unirse a ciertas facciones y progresar con normalidad. Después de aquello, me puse a explorar mazmorras y descubrir un nuevo asentamiento que me propusieron los desarrolladores del juego. Hasta aquí, todo bien; pero ya te digo yo que lo divertido de esto radica en hacer lo que se supone que nunca debes hacer cuando juegas un Fallout: ponerte hasta las trancas de agua contaminada, carne de bichos mutantes y pisar charcos fluorescentes como si llevase botas para la lluvia. Y vaya si es gratificante.
No te diré que «la vida del necrófago es la vida mejor» pero todo iba bien durante la sesión hasta que, eventualmente, me percaté de un detalle tan absurdo como gracioso: cuando se te llena el medidor de radiación, tu cuerpo emite un brillo verde porque estás irradiando energía. Si eres de los que juegan solo en primera persona, te dará igual; pero yo voy alternando en función del escenario. Y si tú también haces eso, tal vez te veas en una tesitura tan extraña como la mía.
Descaro total: un tipo de incógnito haciendo pasar por humano… mientras brilla en verde fluorescente
Como parte de una misión genérica de Fallout 76, tuve que dirigirme a un NPC humano. Lo hice disfrazado, claro, para no espantarle; pero se me había olvidado que mi personaje tenía la panza llena de sopita radiactiva, y claro, estaba brillando en color fluorescente. Imagínate ir «de incógnito» (esto es, con una gabardina y ropa que no deja ver nada de piel) mientras literalmente irradias energía verde por los cuatro costados. «Sí, hola, amigo humano; soy otro humano igual que tú, hablemos. ¿Brillo? ¿Necrófago? No sé de qué me hablas.» Pues eso.
El caso es que de alguna forma el juego te lee como humano en esa situación, porque por muy cantoso que sea, sigues llevando un disfraz. Si quieres atormentar las pobres almas de los ya de por sí desdichados habitantes de Appalachia con tu insultante cara, por cierto, lo tienes tan fácil como ir a la estilista y pedir que te desmaquille. Puedes estar seguro de que se dejará la piel (jajá) en que pases desapercibido en cualquier situación, por descarada que sea. El necrófago estará disponible en Fallout 76 como parte de las novedades de la actualización Gleaming Depth.
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La noticia
Feo como un demonio, brilla en verde radiactivo cantosísimo y lo peor de todo, soy yo. Haciendo amigos como un necrófago en Fallout 76
fue publicada originalmente en
3DJuegos
por
Mario Gómez
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