Es una de las tradiciones más extendidas de la Navidad, pero en realidad se la debemos a Thor

Es una de las tradiciones más extendidas de la Navidad, pero en realidad se la debemos a Thor

Aprovechando la universalidad de algo tan reconocido como la Navidad, los escritores de Marvel lleva años valiéndose de la fama de las fiestas para acercar sus míticos héroes al público. Con una tradición que empezó en los cómics y que ha terminado salpicando a su universo cinematográfico, lo de ver a Spider-Man ayudando a Santa Claus o a los X-Men buscando un regalo para Wolverine se convirtió en canon a través de sus historias.

Sin embargo,  parece increíble que nunca se hayan animado a dedicar un especial al héroe que más cerca está de la Navidad por razones históricas. Aunque probablemente no sería el primero que nos viene a la cabeza al hablar de esa relación, una de las tradiciones más extendidas de las fiestas se la debemos a Thor. De rebote, en una voltereta capaz de unir lo pagano con las costumbres religiosas actuales, el Dios del Trueno es el culpable de la creación del árbol de Navidad. Sí, has leído bien.

El Roble de Thor y el mito del árbol de Navidad

La historia de Thor y el árbol de Navidad une dos conceptos distintos. Por un lado están las tradiciones heredadas de la mitología celta, que colgaba frutas de los árboles durante el solsticio de invierno para reclamar el retorno del Sol y favorecer las próximas cosechas. Por el otro, ahora sí atados estrechamente a la mitología nórdica, está la relación entre los árboles como símbolo de vida y fertilidad, y la protección del árbol Yggdrasil que unía mundos y realidades por parte de Thor.

Cuenta la leyenda que, en la zona de Geismar de lo que actualmente es Alemania, esa vinculación entre Thor y los árboles fue un paso más allá. A la sombra de un enorme roble que los lugareños conocían como el Roble de Thor, en invierno se realizaban sacrificios en honor al hijo de Odín para celebrar el solsticio.

Bonifacio Arbol De Thor

En el año 718, un monje benedictino llamado Winifred es enviado a Alemania por orden del Papa Gregorio II para evangelizar a los paganos de la región y, por su gran trabajo a la hora de bautizar a buena parte de la región, se le termina conociendo como Bonifacio, que en latín se traduciría como «el que hace el bien».

Mucho antes de convertirse en mártir tras caer a manos de esos mismos paganos, y transformarse con ello en San Bonifacio, llegó a sus oídos la historia de cómo una pequeña aldea sacrificaba a sus hijos en invierno a los pies de un roble en nombre del dios Thor y, según relata la historia, se fue para allí con la intención de detener el ritual.

Cómo Thor se convirtió en la semilla del árbol de Navidad

Cuentan que, llegando justo a tiempo para presenciar lo que estaba a punto de suceder, Bonifacio se plantó ante los adoradores de Thor y, extendiendo el báculo que portaba e interponiéndolo entre la víctima y el martillo que iba a servir de ejecutor, la herramienta de piedra se partió en mil pedazos evitando el desastre.

«¡Escuchad, hijos del bosque! No correrá sangre esta noche salvo la que la piedad ha extraído del pecho de una madre. Porque esta es la noche del nacimiento de Cristo, el hijo del Todopoderoso, el Salvador de la humanidad. Más hermoso es Él que Baldur el Hermoso, más grande que Odín el Sabio, más bondadoso que Freya la Buena. Desde que Él ha venido, el sacrificio ha terminado.

El oscuro Thor, a quien habéis invocado en vano, está muerto. En lo profundo de las sombras de Niffelheim está perdido para siempre. Y ahora, en esta noche de Cristo, comenzaréis a vivir. Este árbol de sangre no oscurecerá más vuestra tierra. En el nombre del Señor, lo destruiré».

Partiéndolo con un solo golpe, el Roble de Thor cayó y Bonifacio apuntó a un abeto cercano para declarar que ese sería su nuevo árbol sagrado. La triangulación de su forma como símbolo de la trinidad, la perennidad de sus hojas como emblema de la vida, y el hecho de que su punta esté siempre apuntando al cielo, convirtieron al árbol en la representación de la natividad.

Christmas Tree

Tras ello, invitó a los paganos a celebrar la fiesta del nacimiento en sus casas, no en el bosque, con lo que llevarían esos mismos árboles hasta la calidad de su hogar para decorarlos y disfrutar de la festividad sin necesidad de hacer sacrificios.

Con el tiempo, se cuenta que el árbol de Navidad se extendió por toda Alemania hasta que, tras la boda de la Reina Victoria de Inglaterra y el Príncipe Alberto, de origen alemán, este último llevó la tradición hasta la casa real.

Tras mostrarse una ilustración en la que la Reina y el Príncipe decoraban el árbol colgando pequeños regalos de sus ramas, y dejando los más grandes debajo, la sociedad victoriana quiso copiar la invención y terminó de extenderla por el mundo.

Y así, lo que nació de un mito celta y pasó por las manos de Thor, se convirtió en la moda que hoy gran parte de nosotros abrazamos. Que Marvel no haya hecho aún un cómic o una película navideña sobre ello es algo que escapa completamente a mi comprensión.

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por
Rubén Márquez

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