Llevo más de 1300 horas en Overwatch y tenía mis razones para querer volver al original, pero ahora que lo he hecho esto es un calvario

Llevo más de 1300 horas en Overwatch y tenía mis razones para querer volver al original, pero ahora que lo he hecho esto es un calvario

Recientemente Blizzard anunciaba un evento para Overwatch 2 llamado «Overwatch Classic» en el que, durante tres semanas, el hero shooter regresa a un estado muy similar al que tenía en su lanzamiento original de 2016: partidas de 6 vs. 6 jugadores en las que solo están los 16 primeros personajes (esto es, antes de que llegase Ana) con las habilidades, el balance e incluso las skins que tenían en su momento. La noticia me pilló en el extranjero, y estaba deseando volver a casa para jugar porque echaba mucho de menos a mi Roadhog off-tank de hace años.

Por si andas algo perdido, te pongo en contexto: Roadhog, mi personaje favorito de Overwatch, es un tanque que no tiene escudo para proteger a sus aliados. En lugar de eso, cuenta con un gancho que lanza a los enemigos para arrastrarlos hasta su posición (similar a Pudge en DOTA 2 o a Blitzcrank en LoL) facilitando la eliminación de blancos clave para el equipo. También tenía una escopeta con dos modos de disparo, uno a corto alcance y otro de alcance medio, que siempre me parecía muy satisfactoria. Pero cuando llegó OW2, sufrió un rediseño.

Roadhog ocupaba un buen puesto como tanque secundario en el original, pero tuvo un traslado extraño en OW2

En el emparejamiento de roles restringidos de Overwatch, Roadhog funcionaba a las mil maravillas porque trabajaba en paralelo a otro tanque (p. ej. Reinhardt u Orisa) que plantaban escudos por él; pero OW2 implementó contiendas de 5 vs. 5 que cambiaban fundamentalmente la composición del equipo. Ahora, en lugar de 2-2-2, se juega a 1-2-2; y si bien ese cambio fue el mejor y más importante en su momento, mi main terminó saliendo mal parado porque se quedaba solo y sin escudo. No era malo, pero los demás eran más viables en más situaciones.

Roadhog se sometió a varios procesos de balance y rediseño a lo largo de OW2, notablemente ganando la capacidad de presupuestar su propia sanación y moverse mientras se cura; así como colocando trampas de disrupción. Terminó medio amoldándose al sandbox del juego, sí, pero se sentía tan diferente que al final cambié a otros favoritos como Ramattra o Sigma. Mala suerte, no hay más. Así que la idea de recuperar mi querida escopeta de siempre en Overwatch Classic me hacía ilusión. Y me terminé llevando otro chasco.

Imagen de Overwatch

Muchas horas jugando como Roadhog, la mayoría de OW1.

Frustraciones con Overwatch Classic

Recuperar la mejor versión de mi main fue una excusa perfecta para probar el evento e interesarme por los desafíos exclusivos, pero no recordaba lo infernal que podía llegar a ser la cola de emparejamiento sin restricciones. Tras años jugando en exclusiva 2-2-2 o 1-2-2, darme de bruces con el caos indescriptible que fue OW1 vanilla no me ha gustado en lo más mínimo: eso de que el último jugador en elegir personaje pase olímpicamente de las necesidades del equipo y elija el cuarto o quinto DPS es horroroso.

Lo habitual es jugar la cola de roles, con puestos pre-acordados y cerrados

Tal vez algunos lo hagan por la «novedad» —quizá quienes empezasen por OW2 quieran experimentar— pero en última instancia, desviarse mucho de la lógica termina en partidas más largas que se pierden por simple dejadez. Y es increíblemente fácil encontrar instancias en las que los equipos pierden el norte. Si una Widowmaker empieza a funcionar bien, puedes estar seguro de que todos en el equipo contrario terminarán cambiando a ese mismo personaje para batirse en duelo. ¿El objetivo? A ese, que le den.

Imagen de Overwatch 2

OW2 siempre ha tenido una cola de roles y otra abierta, pero esa es un caos horroroso.

No me malinterpretes, ojo: de salida, jugué muchas partidas de OW1 en las que las «formaciones meme» funcionaban medio bien. Seis Lúcio, por ejemplo, u otros tantos Bastion. Pero aquello se desdibujaba un poco en ambientes más serios como el emparejamiento clasificatorio, hasta que Blizzard introdujo la selección de roles. Con Overwatch Classic, todo es un caos aburrido en el que la gente no parece querer divertirse ni cooperar, que es un poco lo que hacía interesante al original. Sobre el papel, la idea de que algo no funcionase y tener la oportunidad de acordar otra estrategia radical es buena. En la práctica, no lo es.

Creo que Blizzard tenía buena intención con esto y personalmente me habría gustado mucho volver a un ambiente más favorable para mi personaje favorito, pero agrupar a todo el mundo en un modo único no sale bien. Unos equipos trabajan bien, y otros hacen lo que les da la gana. Lo mejor hubiera sido tener algo de variedad: una cola para formar equipos, y otra para lo que quiera que estén haciendo ahora todos los demás. ¿Cuál es la moraleja de esto?

La que yo saco es, sencillamente, que Overwatch 2 está mejor que el original. Sí, es verdad que la monetización es mucho peor y que algunas decisiones de desarrollo han terminado siendo poco menos que una broma; pero las partidas se sienten mucho más lógicas, que al final del día es lo que importa. Volver atrás me hace ver muchas de las cosas que en su momento fallaban, y más que un viaje nostálgico, es uno de pura frustración. Hemos mejorado con el tiempo, aunque cueste creerlo. Que la nostalgia no te nuble la vista.

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Llevo más de 1300 horas en Overwatch y tenía mis razones para querer volver al original, pero ahora que lo he hecho esto es un calvario

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3DJuegos

por
Mario Gómez

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