Cuando hablamos del formato físico, mucha gente dice que siente cierto apego por las cajas, que hay cierto valor sentimental en ellas. Si te soy sincero —todo este artículo es estrictamente personal y tienes todo el derecho a estar en desacuerdo— teniendo el PC como plataforma predilecta desde hace muchos años, donde todo es digital, a mí eso me da un poco igual y en algún punto de mi vida dejé de verle el atractivo a eso de apilar carátulas. Pero algo que hasta yo encuentro apasionante es lo que llamo, con cariño, «cajas raras».
Con «cajas raras» me refiero a aquellas que tienen un empaquetado distinto al típico estuche de plástico tipo DVD/Blu-Ray, casi siempre en cartón. Algunas de ellas son ediciones especiales, sí, pero otras simplemente tienen algún extra que obliga al distribuidor a embalar el estuche de toda la vida en un envoltorio más grande (casi siempre de cartón). En ocasiones era simple adorno: los primeros Borderlands, por ejemplo, siempre venían enfundados en un envoltorio texturizado brillante; y eran de lo más vistoso que tuve en mi estantería en los tiempos de PS3/X360.
Insisto: no eran ediciones limitadas, sino simples caprichos de marketing que en su momento tenían sentido y le daban cierto valor extra. Con juegos de Nintendo me pasaba mucho también, en parte porque compraba muchos de esos; Mario Galaxy 2 se suministraba con un tutorial en DVD para el público casual que jamás llegué a mirar, pero que me pareció suficientemente curiosete como para tenerlo ahí siempre.
Pokémon, por su parte, tuvo sus pinitos también. Cuando salieron Oro HeartGold y Plata SoulSilver —celebraron su aniversario recientemente, por cierto— llegaron al mercado con un accesorio llamado PokéWalker que obligaba a Nintendo a diseñar cajas de cartón capaces de acomodar el dispositivo. Y fueron unos estuches realmente bonitos, con un brillo y tacto de los que habitualmente solo esperas encontrar en ediciones especiales.
La misma generación hizo algo parecido en su paso por la eShop de 3DS: los originales (GSC) tuvieron una suerte de relanzamiento en formato físico en unas cajas que emulaban las originales de GameBoy Color, y desde entonces no las he quitado de la estantería. Es una pena que ya no tengamos cosas como esa o los cartuchos y tarjetas de colores, que también me parecían súper carismáticas.
PC, la cuna de las cajas de cartón especiales
Pero la plataforma que más alegrías me ha dado en este sentido es, contradictoriamente, PC. No es ningún secreto que en pleno 2024 casi nadie tiene un lector de discos acoplado en su torre, pero cuando aquello era la norma, muchos juegos llegaban a tiendas en empaquetados menos ortodoxos: las cajas de Marathon, por ejemplo, aún se consideran de lo más original e interesante se ha visto en este campo. Lástima que, al ser de cartón, el tiempo no las haya tratado tan bien como se merecen.
Otros muchos juegos, en especial aquellos de series más veteranas, han pasado también por el tratamiento de «caja rara más llamativa»: los Elder Scrolls o Fallout, Quake, StarCraft o Civilization por ejemplo; o también las expansiones de World of Warcraft —seguimos hablando de ediciones estándar, ojo— llegaban en cajas de tamaño variado, lomos coloridos y suficiente grueso como para destacar en cualquier estantería antes de que llegasen las más convenientes cajas de plástico con el DVD dentro, y eventualmente las del formato Blu-Ray.
En retrospectiva, creo que el cambio tuvo mucho sentido a todos los niveles y lo que tenemos ahora es mucho mejor de cara a, entre otras cosas, la preservación de los envases o la conveniencia a la hora de almacenar tu colección. Pero definitivamente se ha ido algo de carisma ahí, desde la época en la que el formato de las cajas era más heterogéneo, cada nuevo lanzamiento se veía llamativo por sus propios méritos y al colocarlo todo en la estantería se te quedaba algo más parecido a una librería que a otra cosa.
Aún hoy seguimos teniendo algunas cajas raras, también. Las versiones retail de WoW, por ejemplo; pero la mayoría son ediciones especiales para entusiastas. Cada uno sacará de todo esto la conclusión que quiera, pero personalmente he terminado guardando los estuches de plástico estándar en una cajonera y lo que tengo en la estantería son las ediciones especiales más llamativas, junto con libros y cosas del estilo. Me pregunto cuántos de vosotros estaréis en una situación similar.
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La noticia
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3DJuegos
por
Mario Gómez
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