No es el primer dispositivo «revival» en aparecer para traernos de vuelta a una antigua plataforma tecnológica, ni será el último. Hemos visto en el pasado desfilar la Super Nintendo Mini, la NES Mini, la Megadrive Mini, la Playstation Mini,… Un abanico de reproducciones físicas miniaturizadas que en su interior albergaban una tecnología similar a la de una Raspi en algunos casos vitaminada, y en otros todo lo contrario. Las razones para explicar sus éxitos y fracasos siempre pasaban por lo mismo: sentido de la oportunidad, atractivo de su interfaz, facilidad de manejo, y, en suma, inmediatez. Ningún dispositivo de este tipo ha triunfado sin tener muy claro a quién se dirige, en qué términos y a qué precio.
The Spectrum no compite en igualdad de condiciones con aparatos que reproducen vía emulación consolas que tuvieron una difusión de millones y millones de unidades. La maravillosa creación de Sir Clive Sinclair tuvo unas ventas estimadas en unas 5 millones de unidades, lejos de las 50 millones de consolas Super Nintendo que se vendieron en el mundo. A cambio, tiene un carisma y un diseño atemporal que conquistó a una generación de usuarios en los 80 con su híbrido entre máquina de programación (su BASIC era fantástico) y máquina de juegos.
Era un microordenador personal, de hecho, que introdujo en la programación a incontables futuros ingenieros informáticos con sus exiguos 16 o 48K de memoria RAM, pero también fue una popular plataforma para jugar. Su soporte era cintas de cassette, con aquellos 4 o 5 minutos de carga por juego (hasta 10-12 en las versiones de 128 K), aunque contaba con periféricos con soportes alternativos como el desastroso Microdrive (de lamentable fiabilidad) o, ya en la etapa en que la marca fue comprada por Amstrad, en discos de 3 pulgadas. 42 años después, The Spectrum llega a nuestros hogares bajo una premisa: un dispositivo fácil de usar, que recupera físicamente muchas de las cualidades del ordenador de Sinclair, y que va dirigido al gran público a un precio competitivo. Paul Andrews y Chris Smith, cofundadores de Retro Games, han puesto toda la carne en el asador. ¿Han dado esta vez con la tecla (de goma)?
Características de The Spectrum
En primer lugar, resumiremos lo que el fabricante promete:
- Compatibilidad con los modelos de 48 y 128K vía emulación. Recordamos que no es un dispositivo FPGA que poder programar o experimentar con otros cores.
- 48 juegos precargados, entre ellos clásicos como Manic Miner, Head over Heels, The Hobbit, y versiones modernizadas y mejoradas de juegos tan conocidos como Saboteur.
- Opción «Clásica» mediante la cual podremos usar el aparato como si de un Spectrum cuasi-real se tratara, con el uso de cassettes virtuales.
- Slots para grabar hasta 4 partidas por juego (las necesitarás).
- Opción de «rebobinado» para ir atrás en el tiempo 40 segundos y sortear ese enemigo maldito que se te resiste.
- Carga de tu selección de juegos a través de USB.
- Soporte para ULAplus, un modo de color para ampliar la paleta de colores en los juegos que hagan uso de este modo.
- 12 marcos diferentes para adornar tu experiencia (y adaptar el tamaño habitual 16:9 o 16:10 al 4:3 original).
El hardware procura además lo siguiente:
- Salida HDMI con opciones de 50 o 60 Hz a 720p. Recomendada la opción 50 Hz, la idónea para el ZX Spectrum.
- 4 puertos USB para conectar memorias con juegos, o gamepads (con una gran compatibilidad).
El packaging del dispositivo se puede calificar como correcto, sin excesivos alardes: su caja imitando el «aire» de la clásica, y un manual sencillo de entender con algún error sin importancia. Lo importante está dentro. En todo caso, si queréis ver el kit de prensa, os adelantamos que es una locura estética. Precioso. Podéis verlo en el canal de Youtube de Elmundodelspectrum.com.
El aspecto de la máquina
Es inevitable acordarse de un aparato llamado Spectrum Recreated, aparecido en 2015 de la mano de la compañía Elite. Se trataba en la práctica de poco más que un teclado Bluetooth que imitaba el ZX Spectrum original de 16-48K, y daba además derecho a utilizar una serie de juegos para una aplicación de móvil, en la cual podíamos adquirir más títulos. Una suerte de «sacaperras» desafortunado, pero que tuvo como virtud imitar bastante bien el ordenador primigenio. El precio era descabellado para lo que ofrecía, más de 150 euros de hace diez años, aunque hay que reconocer que sí, físicamente estaba muy bien recreado. The Spectrum repite fórmula en lo estético, y sigue la senda de un producto anterior, The 64, que hacía lo propio con el Commodore 64. Se desmarca por tanto de otros productos como Spectrum Next, dirigidos a otro público y con otras intenciones.
En los 80 se comentaba jocosamente (en la prensa británica) que la experiencia de tocar la goma del teclado era similar a tocar carne muerta
The Spectrum pretende imitar al Spectrum de una forma fiel, transmitir sensaciones similares a quienes probaron el ordenador en los 80, y lo cierto es que lo consigue de manera muy afortunada. Teclado de membrana, teclas de goma con un tacto muy similar al original, y superando un escrutinio cercano y minucioso. Imita cierta rudeza del original de una forma intencionada. La presión de las teclas y su respuesta se perciben de forma similar. Es sorprendentemente parecido incluso en la tonalidad del famoso arcoiris de la esquina, y en la tipografía impresa. Hasta el peso es casi el mismo (582 gramos del original y 508 del The Spectrum, sí, los he pesado en la cocina, qué pasa). Casi podría decirse que la única diferencia apreciable es el logo de Retro Games en lugar de Sinclair. Si nos ponemos muy exquisitos, quizá algún detalle en el doblado de la chapa, en el encuentro de las teclas laterales, que muestra alguna irregularidad, pero nada en lo que vayas a fijarte demasiado.
Se ve que en los 80 eran algo más finos plegando chapas. También en los 80 se comentaba jocosamente (en la prensa británica) que la experiencia de tocar la goma del teclado era similar a tocar carne muerta. Pues me siento como aquel niño que hace cuarenta años jugaba al Army Moves presionando un cadáver. En palabras de sus creadores, fue un trabajo de «deshacer el perfeccionamiento» de la fabricación para intentar replicar mecanismos industriales que ya no existen y llegar a un producto que se sienta tal y como fue hace décadas. Un «producto hecho con amor», como Paul Andrews señala. Se percibe ese cariño.
Algunos complementos que nos ha facilitado Plaion (a la que agradecemos enormemente su amabilidad y atención) incluyen The Gamepad, el mando que puede conectarse a The Spectrum vía USB, y una memoria USB. El mando es correcto, de diseño curioso (raro, más bien) y buena respuesta, sin excesivas pretensiones (más tarde hablaremos de él), y la memoria es diminuta e imita un dispositivo Microdrive en miniatura. Un genial detalle y una pieza pequeñita pero preciosa. Viene formateada en FAT32 con 8 gigas de capacidad, y podremos meter ahí todos los juegos que queramos probar de forma externa. Acordaos que os vale cualquier unidad USB mientras la podáis formatear en FAT32.
Nada más encender la unidad conectando un cable USB-C para la alimentación, y un cable HDMI al monitor, podremos tomar nuestras dos primeras decisiones: el idioma (si elegimos el español, aparecerán varios juegos en dicho idioma: Phantis, Freddy Hardest, Army Moves, Alien Girl y Derwill too) y el modo gráfico de visualización: 720p a 60 Hz o 50 HZ. Esta última es la recomendada para una perfecta suavidad, dado que es la frecuencia de vídeo original. Os advierto que se nota, no optéis por los 60 Hz. Acordaos de probar antes la correcta compatibilidad con vuestra tele.
Los juegos de The Spectrum
El siguiente paso es disfrutar ya de la interfaz principal, el llamado modo carrusel donde podréis ir alternando en un scroll horizontal los 48 juegos precargados del dispositivo. Un modo carrusel rápido y directo que nos permitirá ponernos «manos a la obra» de forma muy rápida y ágil, una de las virtudes del aparato. Se trata de «plug and play», alejándose de otros aparatos que demandan algo más de atención y especialización para su uso (tampoco demasiada, en general son también bastante sencillos aunque no tan visuales). Aquí se trata de empezar a divertirse inmediatamente. Y hay que decir que el listado de juegos es muy al gusto «British» pero con innegables clasicazos como Ant Attack (durillo de manejar pero apasionante), Exolon, el mágico Fairlight, Head over Heels, el mitiquísimo Manic Miner, o la famosísima aventura The Hobbit, donde comprobaremos lo bien que responde el teclado de este nuevo «gomas». Hay también algún clásico de la compañía Odin programados por Steve Wetherill, como Nodes of Yesod o Robin of the Woods, clásicos de Steve Turner (uno de los programadores favoritos de un servidor) representado por Quazatron o Avalon, y obras maestras como Skool Daze, Saboteur o The Way of Exploding Fist. Jon Ritman no falta tampoco a la cita con Head over Heels o Match Day II.
El listado de juegos es muy al gusto «British» pero con innegables clasicazos como Ant Attack
Otras elecciones como Penetrator, Knot 3D o Technician Ted son decisiones un tanto más extrañas, aunque da igual: veremos enseguida que mediante nuestra memoria USB, podremos cargar casi cualquier cosa. También España tiene el honor de aportar algunos clásicos de Dinamic como Army Moves (con su millón de copias vendidas… ¿o era un millón de usuarios?) o Phantis, además de que contamos con esa Azpiri Edition exclusiva de GAME, cadena a la que agradecemos también que se haya volcado con este lanzamiento. Es un homenaje a Alfonso Azpiri, nuestro más grande portadista de los 80, con dos juegos extra exclusivos: los fantásticos Wells & Fargo y Viaje al Centro de la Tierra de Topo Soft. Hay que felicitar a los muchachos de Topo Siglo XXI que son los que ahora mismo gestionan ese patrimonio de la compañía que, bajo el ala de ERBE, nos dio tantas alegrías en los 80 y principios de los 90.
No nos olvidamos de la representación de desarrolladores actuales en esta selección: Alien Girl (Javier Fopiani) o Cosmic Payback (PROSM) son magníficos ejemplos del talento actual para programar juegos en Spectrum, y es justo que empiece a reconocerse que serán, estos y otros muchos, clásicos en el futuro. Esta inclusión es algo totalmente deliberado por parte de Retro Games, como homenaje a una comunidad excepcional de creativos. En suma, una lista foránea y patria con sus aspectos más y menos afortunados, pero satisfactoria en suma.
Los menús son de estética muy limpia y sencillos de utilizar, y en este sentido lo hace una máquina ideal no sólo para que la usemos quienes conocimos el ZX Spectrum, sino para que compartamos alguna experiencia familiar con nuestros hijos. Esto suena tremendamente bonito, pero mi hijo mayor dejó de jugar al Spectrum a los cinco minutos afirmando que era «una Playstation para viejos». Advertidos estáis, aunque quizá ese rato en el que capturéis su atención haga merecer la pena cada euro invertido. Si no es con este aparato, ¡quizá no sea con ninguno! Mediante la O y la P (teclas clásicas para derecha e izquierda) seleccionaremos en el carrusel el juego en cuestión, y ejecutaremos el mismo con la tecla A. En este sentido es conveniente seguir la pequeña guía inferior de teclas para acceder a las diferentes opciones, la única «complicación» de su uso.
Si conectáis el Gamepad, las teclas son sustituidas automáticamente por los botones de color del mando, lo que hará la navegación más directa (de una forma similar a como funcionan muchos emuladores en Raspberries y similar). Los botones del pad son mapeables, ofrecen atajos más directos en lugar de estar buscando la tecla adecuada a cada opción, y nos permitirán jugar a cualquier juego en modo «Kempston» (el antiguo estándar de joystick). Podremos conectar un segundo pad para un segundo jugador, aunque la configuración se complicará un poco (hay que escoger un modo Interface 2). Hemos probado varios tipos de pad genéricos y todos funcionaban perfectamente.
Mi hijo mayor dejó de jugar al Spectrum a los cinco minutos afirmando que era «una Playstation para viejos»
En el manual de instrucciones de la versión de prensa explican cómo jugar a cada juego, aunque el manual de la versión comercial es mucho más escueto y se centra en el dispositivo. Hay algunos juegos muy directos como Manic Miner, pero otros son sofisticados y complejos como The Hobbit o Lords of Midnight, o incluso Skool Daze, con cuyo personaje se pueden ejecutar muchas acciones y necesita de bastantes teclas. Si queremos volver al menú principal tras probar cualquier juego, hemos de servirnos de la tecla «home» que se encuentra en la parte posterior del aparato, similar a la tecla Power. Al volver al menú, comprobaremos que en la parte superior queda en suspensión la ejecución del juego en una ventanita, y es el momento en que, mediante la tecla adecuada, podremos acceder a los slots de grabación para almacenar hasta 4 posiciones de guardado.
Otro aspecto muy original es la posibilidad de rebobinado de la partida: si vuestro jeep del Army Moves se despeña por vigésima vez (algo que le ha pasado a un millón de usuarios), podéis pulsar la tecla Home+O para retroceder 40 segundos en el pasado. Reviviremos nuestra partida durante ese lapso de tiempo activándose un sencillo menú de estética muy spectrumera, pudiendo retomar la partida tras una simpática cuenta atrás. ¡Elegid bien el momento de volver a la vida! No siempre es fácil. Otra opción curiosa a la que podemos acceder es a un teclado virtual, pulsando una combinación de teclas, por si en algún momento lo necesitamos. Recordad que el dispositivo admite la conexión de teclados USB, o periféricos como mandos de Playstation, XBox o Nintendo.
Ya sabéis que a través de uno de sus puertos USB podéis acceder a aquellos juegos que queráis en formatos .Z80, .SNA, .SZX, .PZX, .TZX o .TAP. Con estos últimos podemos emular la carga por bloques como se hacía con los antiguos cassettes pero de una forma acelerada. Si por cualquier circunstancia, porque tienes tiempo o por mero masoquismo, quieres revivir la experiencia fiel de carga en tiempo real, el formato .TZX es tu opción. Y además hemos de decir que es la forma más «pura» de preservación, ya que conserva las cualidades del audio de la cinta, y se pueden cargar en un Spectrum real con el dispositivo adecuado. Funciona de forma muy satisfactoria, ya que lo hemos probado con cargas tipo «Turbo», cargas rápidas, por minibloques… En fin, nada se resiste. Cuando introduzcas el USB, verás que en el carrusel aparece un símbolo con el USB.
Si lo seleccionas, te introducirás en un sencillo menú de navegación donde deberás seleccionar el archivo a cargar y posteriormente las opciones de carga del mismo: modelo de Spectrum (48K, 128K/+2 o +2A), tipo de borde, opciones de visualización, etc. No hace falta seleccionar todo en general cada vez que carguemos un juego, algunas opciones pasarán a ser por defecto. En el caso de los formatos que emulan un cassette, .TAP y .TZX, también es posible activar un menú lateral para navegar entre bloques de sonido, por si queremos acceder a una sección de carga en concreto (que podría ser necesario en un juego multicarga).
Las opciones visuales y la emulación
The Spectrum no busca complicarse con las opciones de visualización. Desde el menú, podréis seleccionar opciones de imagen, lenguaje o avanzadas. Dentro de las de imágen existe la posibilidad de aumentar o disminuir el clásico borde de la pantalla del Spectrum, o añadir hasta 12 marcos al área de visualización (formato 4:3). Un servidor esperaba encontrarse una televisión de los 80, una Telefunken por ejemplo (¿recordáis la Elbe?), pero son marcos más sencillos y abstractos. Ojalá los actualicen, porque no son especialmente atractivos. También podemos escoger entre visualizar los píxeles en toda su angulosa gloria, o aplicar un filtro CRT que resulta decente aunque lejos de las virguerías que vemos actualmente en emuladores sobre potentes plataformas.
Si por cualquier circunstancia, porque tienes tiempo o por mero masoquismo, quieres revivir la experiencia fiel de carga en tiempo real, el formato .TZX es tu opción
Quizá aquí, si la potencia del hardware lo permite, puedan ofrecernos en el futuro algo más. También existe una interesante opción, que es la de aplicar la «paleta ampliada de colores«, la ULA plus. Es un desarrollo hardware que nace de la investigación de Chris Smith y Andrew Owen sobre la ULA original, para poder producir un clon del Spectrum 100% compatible con el original pero con mayores capacidades gráficas. Sigue existiendo la limitación de dos colores por carácter (condición para que exista la compatibilidad) y por tanto no evita el clásico «colour clash», pero se pueden alterar los tonos de los 15 colores básicos para lograr un total de 64 colores diferentes. Es una opción interesante que podéis probar, ya que los 48 juegos ofrecen esta variante. Sacrificaréis fidelidad al original a cambio de una cierta mejora y naturalidad en el colorido, atenuando la característica estridencia del Spectrum. Si os hacéis con un pack de juegos adaptados a ULA plus, podréis probarlo con vuestro USB (FAT32, no olvidéis).
Respecto a la emulación en sí, pocos misterios tiene ya emular un Spectrum para un buen programador. Gracias a los 50 Hz todo fluye con gran suavidad y la imagen es todo lo excelente que puede ser. No es un dispositivo para poder utilizar todos los clones de Spectrum existentes habidos y por haber, ni tiene una opción por ejemplo para introducir pokes (esto sí que podría ser interesante). No hay FPGAs que programar, no hay salidas y entradas de audio para cargar cintas y no hay puertos de expansión compatibles con periféricos de época. Tampoco se convierte en camión como Optimus Prime. Es un dispositivo con un emulador directo, de opciones sencillas y rápidas, preparado para usar y disfrutar. Ese es el concepto del aparato. Sí echamos de menos algunas opciones más trabajadas de personalización visual y filtros, ya que dentro de ese concepto cabe el adaptar la visualización al gusto de cada cual. Veremos si tenemos alguna sorpresa al respecto en el futuro.
En opciones avanzadas encontraréis la posibilidad de upgradear el firmware si lo habéis cargado previamente en la raíz del USB (en el manual viene un código QR de la web con actualizaciones… que no funciona aún), la consulta de la versión actual, la posibilidad de hacer un reset de fábrica, y una opción interesante: activar el modo clásico. Esto hará que tu Spectrum entre en el modo BASIC que todos recordamos, previa elección del modelo que queramos. Podremos teclear nuestro programa y salvarlo en un .TAP, opción que quizá a los más pequeños les pueda interesar. ¿Quién no experimentó con el BASIC siendo un crío? Todo lo demás, aun sin carrusel, será similar, ya que podremos acceder de forma sencilla a un menú para navegar por nuestro USB y ejecutar un juego, o seleccionar un cassette virtual, y cargarlo incluso tecleando LOAD » «. Y no, no habrá errores de carga aunque los podemos provocar manipulando el cassette virtual con el menú lateral. Probadlo al menos, en homenaje a aquellos tiempos de sudor y lágrimas. Y por cierto, repetimos: NO, un juego de 48 K no tarda 30 minutos en cargar, tarda 4. 10 como mucho, si es de 128 K.
Pero, ¿merece la pena The Spectrum?
Hay algo claro: este producto da plenamente en el clavo con un concepto perseguido hace tiempo pero no concretado hasta ahora. Parece sencillo, pero no lo es: crear un producto apetecible de amplio alcance, que ofrezca una experiencia «ZX Spectrum» fiel al original (tanto en lo físico como en lo virtual) a un precio popular. Y fácil, muy fácil de usar, buscando inmediatez de uso y disfrute. Un precio asequible sólo se puede conseguir, lógicamente, a partir de unos niveles importantes de producción que permitan abaratar costes. Es algo que se tanteó con el ZX Vega (con parte del equipo de Retro Games) con éxito bastante relativo. Ahora tenemos esta propuesta a unos interesantes 99 euros, con esa edición Azpiri exclusiva de tiendas GAME.
The Spectrum está aquí. Y es probablemente parecido al aparato que deseabas que apareciera
Es un producto destinado a tiendas, a centros comerciales, para llegar masivamente a todo aquel público que tuvo un Spectrum o que lo vivió en algún momento de su existencia y quiere volver a usarlo sin complicaciones, con las «comodidades» de la tecnología actual pero con el mismo diseño de antaño. Si eres un adolescente apasionado de la PS5, probablemente no es para ti, pero ¿quién sabe si estimulará la arqueología digital? ¿No es lo que persigue a fin de cuentas la divulgación y la corriente cultural ligada al videojuego? Pues ya no hace falta que desentierres un Spectrum original, puedes disfrutarlo razonablemente con este cachivache. Mi compañero Juanfra, de www.elmundodelspectrum.com, ha definido este producto aseverando que «va a triunfar totalmente, en vísperas de Navidad es un regalo súper cuqui por 100 euros para tu maridito friki o para tu hermano con el que revivir aquellas partidas a dobles». Seguramente estaba pensando en el Match Day 2 (tiembla FC25) o en el Target Renegade, ojo a la tentación de una mítica partida con dos jugadores.
No es un producto comparable al Spectrum Next, que apareció vía kickstarter a un precio que podía ascender a los 400 euros y que ofrece una placa FPGA y un diseño exclusivo del tristemente desaparecido Rick Dickinson (diseñador original del ZX Spectrum). La gente que adquiere este ordenador busca evidentemente otro tipo de experimentación con el hardware. Y desde luego, es una propuesta superior a los fallidos ZX Vega+ (una estafa), ZX Vega (buena idea mal implementada), el ya mencionado Spectrum Recreated o el reciente ZX Touch, un ¿Spectrum portátil en forma de tablet a 250 euros? No, gracias. Por descontado, hay otras opciones maravillosas: disfrutar del legado del ZX Spectrum vía emuladores de consola/PC, adquirir algunos de los montajes que realiza Manu en Manuferhi (sólo si te gusta cacharrear), o montarte tú mismo tu propio Spectrum con alguna de las numerosas carcasas que se venden en la red junto con la placa y el emulador que proponen desde ZXespectrum.speccy.org, un precioso proyecto que ofrece soluciones económicas.
Pero lo cierto es que todo esto es compatible con The Spectrum, y es adecuado lo de «The»: es EL proyecto que esperábamos algún día, destinado a devolvernos (quizá brevemente) el interés por el ZX Spectrum y situarlo de nuevo en las estanterías de las tiendas. Si ese legado perdura o se revitaliza, o queda solo en una corriente nostálgica perdida en el remolino de estos tiempos revueltos, ya se verá. Por lo pronto, The Spectrum está aquí. Y es probablemente parecido al aparato que deseabas que apareciera. No es poca cosa.
En 3DJuegos | Fue el primer rodaje real de la saga Star Wars después de El Retorno del Jedi, y hoy puedes jugarlo con PS Plus
–
La noticia
El regreso de Spectrum con su nuevo ordenador mini ha conseguido lo que parecía imposible hace unos años, y es una muy buena razón para apostar por él
fue publicada originalmente en
3DJuegos
por
Jesús Martínez del Vas JMV
.
Deja un comentario