David Rubín es uno de los grandes talentos de la viñeta con «ñ», y si no lo conoces de algunos de sus magníficos cómics, a lo mejor le conoces de liarla en redes sociales. Porque Rubín tiene un rollo provocador que va de la mano de un talento desmesurado para hacer obras inteligentes e interesantes. Tal vez vez haya quien opine que su dibujo no es el más bonito del mundo del cómics, pero como narrador visual hay pocos artistas a su nivel, y una de sus mejores obras es El Héroe, una reinvención pop del mito de Hércules que está plagado de superhéroes y rocanrol.
Una reinvención moderna del mito de Hércules
Publicado en dos tomos por Astiberri, El Héroe de David Rubín es una obra fascinante que mezcla mitología griega y superhéroes en un cóctel visualmente impactante y de un tremendo calado narrativo. El cómic sigue las andanzas de Heracles (Hércules), el héroe mítico, conocido por sus doce labores imposibles. En esta reinvención, Rubín transporta a Heracles a un mundo pop casi contemporáneo, donde las tareas de este héroe legendario no solo se enfrentan a monstruos mitológicos, sino también a una sociedad que adora a los héroes de una manera que solo podría haber sido imaginada en un cómic de superhéroes. Heracles no es un hombre solitario de la antigüedad, sino un joven que se enfrenta a las pruebas del destino con una actitud desafiante y cierto regusto a rocanrol.
La historia se desarrolla bajo la tutela de Euristeo, quien en un giro moderno de los clásicos mitos griegos, se convierte en un tirano cuyo poder sobre Heracles es absoluto, similar a una figura malvada de cómic que persigue a su rival para asegurarse de que cumpla con su destino. Sin embargo, lo que hace a El Héroe verdaderamente especial es la manera en que Rubín toma este mito y lo actualiza, no solo con las situaciones modernas de Heracles, sino también con una estructura narrativa que refleja las dinámicas de los cómics de superhéroes contemporáneos.
Heracles es, como sugiere el famoso mitólogo Joseph Campbell en su libro El héroe de las mil caras, un arquetipo que se repite una y otra vez en distintas culturas y épocas. Bien lo sabe Superman. Este tipo de héroe, que atraviesa pruebas y adversidades, tiene muchas caras y versiones a lo largo de la historia y en diferentes culturas, pero siempre encarna un viaje de autodescubrimiento y superación. La figura de Hércules, con su fuerza sobrehumana y su capacidad para superar lo imposible, ha sido reinterpretada infinidad de veces en la cultura popular. Rubín calza unos calzones rojos al héroe y no solo se basa en los mitos clásicos para contar una historia de acción épica, sino que también subraya la forma en que estos mitos se entrelazan con el concepto de superhéroe, algo que ha calado profundamente en la cultura moderna gracias a Marvel y DC.
De hecho, David Rubín bebe directamente de la influencia de Jack Kirby, uno de los genios más grandes del cómic y el auténtico motor creativo de Marvel y sus personajes más conocidos, especialmente en lo que respecta a la narrativa visual y la creación de personajes épicos. El estilo dinámico, enérgico y experimental de Rubín, con su enfoque en la exageración de las formas y la cinética visual, recuerda a la vibrante fuerza de las páginas de Kirby, quien transformó el cómic de superhéroes con su visión desbordante de color y movimiento.
El cómic juega con la idea de la evolución del héroe, mostrándonos cómo los héroes míticos son reinterpretados en la sociedad contemporánea, de la misma forma en que los superhéroes modernos lo han hecho desde su aparición. En este sentido, El Héroe ofrece una reflexión sobre la evolución del mito, como si Hércules fuera un superhéroe clásico dentro del universo de los cómics, lleno de conflictos internos y externos, pero también anclado en un trasfondo de vanidad y ego que lo hace mucho más humano de lo que el mito original sugiere.
La necesaria revisión actual del género de los superhéroes
A lo largo de los años, el cómic de superhéroes ha evolucionado considerablemente. Los años 80 y 90 fueron clave para este cambio, con autores como Alan Moore y Frank Miller empujando los límites del género y ofreciendo visiones más oscuras, complejas y reflexivas sobre lo que significa ser un superhéroe y su significado en nuestra época de desencanto capitalista. El Héroe se sitúa en esa misma línea de revisión del género, pero con un toque fresco y personal.
Rubín no se limita a hacer un simple ejercicio de estilo con el cómic de superhéroes. Lejos de glorificar al héroe clásico como un ser puro e idealizado, ofrece una mirada más crítica, en la que la figura del héroe es también una construcción cultural y mediática. Heracles no es solo un ser mítico con poderes extraordinarios, sino un hombre atrapado en un sistema de expectativas y presiones, tanto sociales como políticas, que lo hacen vulnerable a la crítica.
De esta forma, Rubín ofrece un análisis sobre el propio género de los superhéroes, sugiriendo que, al igual que en la sociedad, los héroes modernos también tienen defectos y deben enfrentarse a realidades mucho más complejas que la simple lucha contra el mal. Y además, está lleno de criaturas, peleas y todo lo que, en el fondo, nos gusta del envoltorio en cuatricromía de los tebeos de personajes con capa y calzones por encima de los pantalones.
La historia de Heracles en El Héroe no deja de ser un espectacular relato de acción desmesurada, exageradisima; es también una meditación sobre el culto a la fama y el papel de los mass media en nuestra sociedad, dos elementos profundamente ligados al mundo de los superhéroes hoy en día. Si bien los cómics tradicionales solían glorificar al héroe como una figura inmune a los vicios humanos, Rubín subraya que incluso los héroes más grandes tienen pies de barro.
Un puñetazo crítico de colores
Una de las características más sobresalientes de la obra de Rubín es su capacidad para integrar comentarios sociales y políticos dentro de sus historias, y El Héroe no es la excepción. La figura de Euristeo, el tirano que da las órdenes y controla a Heracles, no es solo una relectura de un villano mitológico, sino una crítica al autoritarismo y la obsesión por el poder. Rubín juega con estos temas con agudeza, sin perder la energía y el humor que impregnan la obra. Las batallas que Heracles libra no son solo físicas, sino también simbólicas, enfrentándose a las expectativas sociales de lo que significa ser un héroe y a las manipulaciones de aquellos que lo controlan. La desvirtuación del héroe, que no deja de ser un reflejo hiperbólico de la deshumanización de nuestra sociedad.
Además, el uso de referencias a la cultura pop, como el consumo de música y la obsesión por el entretenimiento, la televisión y las redes sociales, resalta cómo los héroes modernos son, en muchos casos, construcciones mediáticas, siempre bajo el ojo del espectador. La obra es, en última instancia, una crítica a la forma en que nuestra sociedad consume héroes, tanto en los cómics como en la vida real, lo que nos hace partícipes de de esta misma maquinaria social.
Rubín, de Orense para el mundo
David Rubín es uno de los autores de cómic españoles con mayor proyección internacional. Su estilo único, su capacidad para mezclar conceptos originales en cada una de sus obras con un estilo siempre reconocible, y su visión crítica del mundo de los superhéroes lo han convertido en uno de los creadores más interesantes del panorama actual del cómic.
El héroe: Heroe,El (EL SILLON OREJERO)
Si aún no conoces su obra, El Héroe es una excelente forma de adentrarte en su universo creativo. Y si ya lo conoces, seguramente no te sorprenderá que este cómic siga siendo una de sus mejores creaciones, una obra que sigue hablando de nosotros y de los héroes que necesitamos.
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La noticia
El cómic que tienes que leer para comprender que hay otro tipo de superhéroes es español, y mezcla mitología y rocanrol social
fue publicada originalmente en
3DJuegos
por
Chema Mansilla
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