España no es la única que destroza los títulos de las películas. Así llamaron en otros países a ANHQV, Mar Adentro o Las brujas de Zugarramurdi

España se ha ganado la fama de ser bastante torpe a la hora de poner nombres a películas extranjeras con traducciones de lo más surrealistas o, directamente, inventarse nombres que no tienen nada que ver con el objetivo del título original. Cambiar Eternal Sunshine of the Spotless Mind por ¡Olvídate de mí!, en vez de algo más poético como Eterno resplandor de una mente sin recuerdos, que fue como se llamó en Hispanoamérica, es probablemente el mejor ejemplo de ello.

Ahora hay una legión de mexicanos apuntándonos con el dedo, pero recuerdo que lo de Pobre Angelito para Solo en Casa nos deja en empate. En cualquier caso, el tema es que, para demostrar que en este sambenito no estamos solos, he buscado cómo llamaron en el extranjero a películas españolas para demostrar que, después de todo, en realidad no estamos tan mal.

Cómo se llamaron las películas españolas más famosas en el extranjero

La clave de las traducciones o adaptaciones de títulos originales es que están destinadas a hacer más apetecibles las películas para el público local. Y está claro que, aunque por estos lares una película llamada Las brujas de Zugarramurdi tiene todo el sentido del mundo, intentar explicarle a alguien de Arkansas qué narices es Zugarramurdi es bastante complicado.

En un alarde de originalidad, la película de Álex de la Iglesia se llamó en Estados Unidos Witching and Bitching, algo así como Brujeando y Perreando. Aunque los franceses optaron por mantener la estructura original porque la población vasca les pilla relativamente cerca, en Italia optaron por algo bastante más soso como Las brujas han vuelto.

En otros casos la idea de adaptar el nombre de una película ha terminado convirtiéndose hasta en una cuestión de estado. El caso de Ocho apellidos vascos, que terminó viajando al extranjero con el título Spanish Affair, algo así como El lío español, despertó no pocas críticas entre el público abertzale por razones obvias. Aunque el potencial de la película estaba claro después de su éxito en España, haber sido tradicional con la exportación de su nombre le habría hecho más mal que bien.

Menos sentido tienen otros ejemplos, muy a la española, con cambios como el de Alemania con La niña de tus ojos, que terminó siendo La chica de tus sueños; o el caso de Jamón, Jamón que se convirtió en  ¡Ät mej! (Cómeme) en el mismo territorio. Pero los que tienen un máster en resbalar a la hora de titular ciertas películas españolas son nuestros vecinos franceses, que entre otras genialidades le pusieron a Mar Adentro una coletilla de lo más innecesaria. Allí, la película de Bardem se convirtió en Mar Adentro: Mourir pour vivre (morir para vivir).

Pero el caso más surrealista de todos entre los galos fue el que, en una voltereta del destino provocada por los cambios en el vocabulario, hizo que Torrente, el brazo tonto de la ley, se convirtiese en Torrente, le bras gauche de la loi. Para quienes se saltasen la clase de francés, el girito está en que la traducción literal sería Torrente, el brazo izquierdo de la ley. Y claro, Torrente e izquierdas tal vez no sean dos conceptos que casen demasiado bien. En ese caso el tema está en que gauche también puede ser un apelativo para torpe.

Especialmente llamativo es el caso de Un monstruo viene a verme, película de Juan Antonio Bayona que fue una producción a medio camino entre España, Reino Unido y Estados Unidos que, para su título original optó por A Monster Calls. No nos quedamos precisamente cerca de la idea original, pero menos aún lo hicieron en Francia al llamarla Quelques minutes après minuit, algunos minutos después de la medianoche. En Italia optaron por ser aún más específicos con Sette minuti dopo la mezzanotte, siete minutos después de la medianoche.

Como bonus track merece la pena acercarse a lo que se hizo, no con una película, sino con una de las series españolas más exitosas de España, Aquí no hay quien viva. En sus múltiples adaptaciones y traducciones a otros países el título de ANHQV derivó en Vecinos para México, El edificio en su versión griega, o un Faites comme chez vous! en Francia que tiró de ironía con lo que traduciríamos como ¡Siéntete como en casa! Desde luego, pese a los títulos, como en casa en ningún sitio.

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España no es la única que destroza los títulos de las películas. Así llamaron en otros países a ANHQV, Mar Adentro o Las brujas de Zugarramurdi

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por
Rubén Márquez

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